Crecimiento económico y pobreza en Chad: un análisis socioeconómico.

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Sastre en Chad: Fotografía: Wikimedia Commons.

Chad es uno de los países que ha registrado una de las mayores tasas de crecimiento económico durante los últimos 20 años, pero a pesar de ello, no ha dejado de ser uno de los más pobres en el mundo. Es por esto que, en este artículo, intentaremos dar respuestas a la comprensión de esta paradoja.

África continúa siendo la región más pobre del mundo. Así lo indican los datos y la situación actual de millones de africanos, que se enfrentan en su día a día ante un panorama desolador para asegurar su bienestar y supervivencia. Sin embargo, en los últimos años, algunos analistas y expertos económicos son optimistas en cuanto al futuro del continente, ya que los indicadores y condiciones económicas comienzan a mostrar señales de que se avecina un gran boom económico en el continente durante las próximas décadas, y a pesar de que los efectos generados por la pandemia de COVID-19 han sido considerables, y representaron un freno repentino para el desarrollo de las actividades económicas, todavía se mantienen las expectativas positivas a largo plazo.

Sin embargo, las proyecciones económicas varían entre los países del continente, acorde a su situación particular y al grado de desarrollo de cada una de las economías nacionales. Aunque todas ellas están sumando esfuerzos en la puesta en marcha de proyectos a nivel regional y continental (en los cuales no deberían dejar de insistir), las distintas realidades exigen soluciones de carácter interno para los principales problemas socioeconómicos.

Por todo ello, es de gran importancia avanzar en la comprensión de los contextos económicos específicos para cada uno de los países africanos. En este sentido, y por sus características particulares, Chad constituye un buen caso de estudio para analizar, sobre todo en relación a los efectos del crecimiento económico sobre la reducción en los niveles de pobreza.

Pobreza contra crecimiento económico.

La relación entre crecimiento económico y pobreza ha sido estudiada ampliamente desde hace mucho tiempo por los investigadores y científicos sociales, a partir de múltiples enfoques y metodologías, y en todos ellos hay un consenso bastante claro de que, a mayores tasas de crecimiento económico, menores serán los niveles de pobreza. Sin embargo, la discusión sobre cuándo, en qué momento y en qué medida se produce esta relación inversa, sigue abierta.

Desde la perspectiva de algunas instituciones, entre las que destaca el Banco Mundial, la clave de todo radica en la eficiencia de la distribución del ingreso: cuanto más equitativa sea, los niveles de pobreza tenderán a ser más bajos. Adicionalmente, diversos autores subrayan algunos aspectos adicionales, como la dotación inicial de recursos, el grado de madurez de las instituciones nacionales y mejoras significativas en el desarrollo humano.

De esta manera, la pobreza no se reduce a un problema exclusivamente económico. La pobreza es multidimensional, y un fenómeno que se relaciona con otros, como la desigualdad, el desarrollo humano, el desarrollo de capacidades y la satisfacción de las necesidades humanas, entre los más destacados. Por lo tanto, la vía más apropiada para el análisis de la pobreza es de tipo sistémico u holístico, en contraposición al enfoque utilitarista propio del positivismo económico.

A pesar de ello, el estudio de la dimensión económica es básico para combatir los niveles de pobreza en cualquier lugar, dado que el nivel de intensidad de las fuerzas productivas y el aprovechamiento de los recursos genera los medios necesarios para el combate a la pobreza. En la siguiente gráfica se muestran las 15 economías en el mundo que han registrado las tasas de crecimiento más altas en términos reales (es decir, eliminando los efectos del incremento de los precios). Llama la atención que todas se encuentran en Asia y África.

Elaborada con datos del Banco Mundial.  

Entre ellas, China es el ejemplo más impresionante de una economía que pasó de ser pobre a convertirse en una auténtica potencia mundial en poco tiempo. Ahora, en lo que va del siglo XXI, la mitad de las economías con mayor crecimiento económico en el mundo son africanas, entre los que figuran países como Guinea Ecuatorial, Etiopía, Ruanda y Chad. Sin embargo, todas ellas no han dejado de ser economías pobres.

Por todo esto, resulta fundamental avanzar en la comprensión de los contextos económicos africanos, así como en la revisión teórica sobre el tema. Al respecto, la literatura económica indica tres posibles canales de transmisión que inciden en que una economía deje de ser pobre:

  • La intensidad con el que el factor trabajo es empleado, es decir, la generación y calidad de los empleos.
  • La presencia o no de políticas económicas diseñadas exclusivamente para el combate a la pobreza.
  • El efecto sobre la desigualdad que genera la distribución de los ingresos y ganancias.

De manera general, la efectividad con la que estos tres canales actúan sobre las economías africanas está lejos de ser la ideal, debido a los problemas estructurales que vienen arrastrando desde la época de la colonización. No obstante, a estas condiciones podemos agregar los siguientes factores que, en el caso de las naciones africanas, actúan de manera interrelacionada con ellos y que explican las altas tasas de crecimiento:

  • Los precios de las materias primas, que se mantuvieron altos, sobre todo a inicios de siglo, mismos que contribuyeron a un incremento en los ingresos de los Estados del continente.
  • Un mayor acceso a los mercados de capital, de deuda y a las inversiones extranjeras.
  • El crecimiento demográfico, que ha impulsado la demanda y el consumo a niveles nunca antes vistos en el continente.
  • El impacto de la globalización, donde África es considerada como un mercado en expansión.

Si observamos con detalle, tres de los cuatro factores son impulsados por dinámicas económicas que se desarrollan fuera de África. Bajo estas circunstancias, la mayor parte de los efectos y beneficios del crecimiento económico no son tan amplios dentro de los países africanos, sino que se escapan de ellos, debido a la poca generación de valor agregado y la escasa participación de los factores de la producción nacionales.

A su vez, es preciso decir que la menor dimensión y tamaño de las economías de bajos ingresos provoca que una determinada cifra absoluta se refleje en un mayor aumento relativo en comparación con una economía desarrollada. De esta manera, la frialdad de los números y las estadísticas ocultan muchas verdades, por lo cual es necesario complementarlos con la realidad en su contexto adecuado.

Todo esto es consistente con la posición periférica y de dependencia de las naciones africanas en la economía mundial, lo cual explica en parte por qué no han dejado de ser países pobres. Pero, como se señaló desde el principio, la situación varía dependiendo del grado de desarrollo de cada una de las naciones. Y en este aspecto, la situación de Chad nos permite extraer interesantes y novedosas conclusiones.

El entorno socioeconómico de Chad.

Chad es un inmenso país ubicado en África Central. A lo largo de su historia, ha estado marcado por las sequías y las guerras, dentro de un territorio desértico en su mayor parte. Por lo mismo, es una nación extremadamente frágil a fenómenos climatológicos adversos, y dependiente de las ayudas externas. Sin embargo, en los últimos años se ha convertido en un socio africano clave para Occidente en materia económica y de seguridad regional.

Sin duda, uno de los puntos de inflexión de la economía chadiana fue el descubrimiento de yacimientos de petróleo al sur del país, que comenzó a exportar en los primeros años del siglo XXI, con el apoyo de las grandes trasnacionales del sector y del Banco Mundial, lo cual se presentaba como la gran oportunidad para combatir la pobreza en este país. Lamentablemente las expectativas iniciales no se han cumplido.

A pesar de ello, la explotación de su petróleo le brindó los medios financieros para salir de la irrelevancia geopolítica continental y llevar a cabo un ambicioso proceso de desarrollo económico. Prácticamente de inmediato comenzaron a cosechar los primeros frutos de la bonanza petrolera, pero el país se encontraba en una posición tan desesperada, que todavía le falta mucho para que podamos hablar de una verdadera transformación.

Al momento, las altas tasas de crecimiento económico que ha registrado Chad se deben, fundamentalmente, a lo siguiente:

  • Aumento en los flujos de inversión extranjera directa y ayudas oficiales al desarrollo.
  • El incremento de los precios de ciertas materias primas o commodities, en particular, del petróleo.
  • La creciente demanda procedente de economías como China e India.
GRÁFICA. El crecimiento económico de Chad en los últimos 20 años. Los picos corresponden a los periodos en los cuales los precios del petróleo se han mantenido altos. Elaborada con datos del Banco Mundial.  

En general, las bondades del crecimiento económico han transformado la fisonomía de las ciudades y localidades del país, mejorándose y modernizándose algunas infraestructuras y vías carreteras. No obstante, los efectos sobre el desarrollo económico han sido muy limitados, y el autoritarismo estatal se ha intensificado.

No obstante, una buena parte de estos recursos también han servido para aumentar la capacidad del Ejército, el más capacitado y entrenado de la región. A primera instancia, este hecho podría parecer una decisión que, lejos de contribuir al desarrollo del país, representa lo contrario. Sin embargo, lo cierto es que, en cierta medida, este gasto puede estar justificado debido al clima de inseguridad de la región y, sobre todo, para que el gobierno asegure la supervivencia y estabilidad del país.

La principal razón de ello es su geografía. Su lejanía a las costas constituye un gran problema para su comercio internacional. A ello se añade que apenas cuenta con estructuras industriales que le permiten disponer de productos de fabricación nacional. Todo o casi todo tiene que venir de fuera, lo que hace que siga teniendo una dependencia crónica del exterior.

Es por ello que cualquier tipo de bloqueo fronterizo o regional tenga graves consecuencias, y considerando que el Sahel se ha convertido en un importante feudo de las organizaciones terroristas islámicas, el gobierno chadiano mantiene una lucha a muerte con todas ellas. Su intervención en Malí y los daños causados a Boko Haram en Camerún y Nigeria terminaron por convencer a las potencias occidentales del papel que juega en la zona, reforzando su posición de liderazgo, luego del desmoronamiento de Libia.

A su vez, también está presente en cada crisis o situación conflictiva en la República Centroafricana. Entre los dos países ha existido siempre un intercambio de mercancías, y ahora también comparten los yacimientos de petróleo, por lo cual este país es de enorme importancia para los intereses de Chad.

Hoy el país goza de paz y estabilidad relativa, pero arrastra un pasado lleno de conflictos y violencia extrema, por lo cual está permanentemente en guardia ante un posible ataque armado. En medio de una batalla, el presidente Idriss Déby murió a causa de las heridas sufridas en el enfrentamiento, apenas el pasado 19 de abril, después de haber gobernado 30 años del país y luego de su victoria en las urnas, en lo que habría sido su sexto mandato.

El hecho de que el mismo mandatario se vea envuelto en un combate habla mucho de la situación del país, que con muy pocos recursos trata de desarrollarse en medio de un ambiente hostil. A grandes rasgos, este es el contexto nacional de Chad, a partir del cual debemos partir para analizar la situación de pobreza en el país.

Características de la pobreza en Chad.

Chad es una nación muy compleja, con múltiples factores que contribuyen a la pobreza y la inestabilidad. Como ya vimos, las condiciones geográficas y climatológicas de Chad son extremas, lo cual genera que la población del país esté expuesta a múltiples peligros y amenazas que impactan de manera negativa en sus condiciones y medios de vida.

Según un informe del Banco Mundial, aproximadamente la mitad de la población vive en la pobreza, la cual está concentrada en las zonas rurales. En la última década el porcentaje de la población que vive en pobreza disminuyó de un 55 a un 47 por ciento. No obstante, el número de pobres se incrementó en un 15 puntos porcentuales en el mismo periodo. Estas cifras están acompañadas de uno de los índices de desarrollo humano más bajos de África y del mundo. En la última medición realizada por el PNUD se encuentra clasificado 187° de 189 países evaluados.

Todas las dimensiones del desarrollo humano se encuentran severamente deterioradas. En Chad proliferan graves enfermedades, como la malaria, el VIH y diversos padecimientos respiratorios. También enfrenta una escasez crónica de agua y falta de saneamiento en las ciudades. A esto hay que agregar que más de la mitad de los niños en edad escolar no van a la escuela, que carece de recursos tanto en acceso como en infraestructura. Este factor aumenta todavía más el riesgo de vulnerabilidad social. La mayor parte de los hogares carece de protección social o algún tipo de asistencia gubernamental. Las mujeres son más vulnerables a los efectos físicos y psicológicos de la pobreza.

El ingreso de los hogares está expuesto a shocks climáticos, como sequías, inundaciones y plagas, considerando que la mayor parte de los chadianos se emplean en la agricultura o ganadería de subsistencia. El cambio drástico en los patrones de lluvia y la consecuente frecuencia de las sequías ejerce una presión significativa en el suministro de alimentos. Tan solo por señalar un ejemplo, el lago Chad ha disminuido su superficie en un 90% en los últimos 60 años.

En el siguiente cuadro se muestran algunas cifras adicionales que reflejan la extensión de la pobreza extrema y multidimensional en Chad, que afecta a la mayor parte de su población.

Pobreza multidimensional en Chad, 2015. Elaborado con datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.  

Ante este panorama tan desolador, el gobierno de Chad tiene una misión muy muy difícil por delante: ¿cómo impulsar un proyecto de desarrollo económico, sustentable e inclusivo que esté a la altura de lo que su población necesita?

Entre las principales claves para alcanzar ello, se identifican las siguientes:

  • Continuar con los esfuerzos del crecimiento económico, que es una condición básica, aunque insuficiente, para erradicar la pobreza.
  • Acelerar los esfuerzos hacia una distribución del ingreso nacional más eficiente y equitativa, lo cual implica mejorar la política fiscal, la creación de empleos y mejorar los servicios públicos, entre muchas otras acciones más.
  • Dada la estructura económica de Chad, las intervenciones gubernamentales en materia de gasto público deben priorizar el sector agrícola, aumentando su productividad y mejorando la conectividad del sector con el resto de la economía.
  • Promover el buen gobierno e impulsar la democracia.

No debemos perder de vista que Chad es uno de los países más pobres del mundo, y como tal, los esfuerzos por erradicar la pobreza es una gran misión a la que tienen que contribuir el Estado chadiano, las instituciones financieras internacionales y otros actores internacionales. Pero, sin duda, la mayor parte de las condiciones económicas para superar la pobreza extrema en la que viven dos de cada tres de los habitantes del país.

Conclusión.

El espectacular crecimiento económico que ha registrado Chad en los últimos 20 años no ha sido acompañado en la misma medida en la disminución de los niveles de pobreza, debido a una combinación de factores negativos que impiden que los efectos del crecimiento económico. Entre estos factores se encuentran el relativo aislamiento geográfico, la falta de cohesión cultural y la falta de educación. No obstante, la mala gestión, la corrupción y los conflictos también contribuyen al problema.

Sin duda, hacen falta datos y más investigaciones al respecto para indagar en todos los aspectos que hemos tratado, pero sin duda, Chad requiere impulsar el desarrollo interno, para que, en la medida de los posible, ya no dependa tanto del exterior. La educación, la salud, el desarrollo industrial y la adecuada gestión de los recursos hídricos encabezan la lista de asuntos prioritarios que este país debe de atender urgentemente. Hay mucho trabajo por hacer, y pocas esperanzas de que ocurra un profundo cambio pronto.


Carlos Luján Aldana

Economista Mexicano y Analista político internacional. Africanista por convicción y pasatiempo. Colaborador esporádico en diversos medios de comunicación internacionales, impulsando el conocimiento sobre África en la opinión pública y difundiendo el acontecer económico, geopolítico y social del continente africano, así como de la población afromexicana y las relaciones multilaterales México-África.

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