Una visión integral sobre la explotación de recursos en África

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Vista del Big Hole en la ciudad de Kimberley, Sudáfrica, una de las ciudades africanas pioneras en la explotación de diamantes. Esta forma espectacular se debe a las excavaciones hechas con la finalidad de hallar estas piedras preciosas. Fotografía: Wikimedia Commons.

Uno de los principales problemas que enfrentan los países africanos es la sobreexplotación de sus recursos naturales y la excesiva dependencia que tienen sobre esta actividad. En este artículo se explica este fenómeno a partir de un enfoque integral, que nos permitirá tener una visión más amplia sobre este asunto.

África es poseedora de una amplia gama de recursos naturales: agua, bosques, tierras cultivables, minerales y combustibles fósiles forman parte de este conjunto. Con todos estos elementos, el continente cuenta con el potencial suficiente para alcanzar el pleno desarrollo y bienestar de sus pueblos. Pero en cambio, la realidad dicta que actualmente todos esos recursos son utilizados para el beneficio de otros y en perjuicio de los africanos a través de un sistema de explotación que reporta ganancias multimillonarias para un selecto grupo de consorcios. Podríamos llamarlo robo, saqueo o expolio, pero como sea, la posesión de recursos naturales se ha convertido en una maldición para muchos países africanos.

A continuación, se explica el funcionamiento y características de este proceso a partir de la construcción de un enfoque integral, en el cual no solamente se incluye la explotación de recursos naturales, sino también el manejo y control de otros tipos de recursos que impiden que los africanos puedan aprovechar por sí mismos todos los recursos que la madre naturaleza les otorgó.

Los recursos al servicio de la economía.

A lo largo de su historia como especie, la humanidad se ha valido de los elementos naturales de su entorno para sobrevivir y satisfacer sus necesidades, las cuales se han ido transformando y readaptando conforme los propios grupos humanos han evolucionado. Con el inicio de la primera revolución industrial en la Europa del Siglo XVII se aceleró la explotación de recursos naturales a gran escala para fabricar y comercializar los inventos recién creados por la ciencia y la técnica, mismos que hicieron posible un profundo cambio en el modo de producción mediante el modelo del liberalismo económico. Desde entonces, los avances científicos en todos los ámbitos son cada vez mayores y más sofisticados, haciendo posible tanto la aparición de numerosos bienes y servicios como la creación de nuevos mercados.

Hasta aquí, resulta obvia la importancia de los recursos naturales para una economía. Pero para utilizarlos adecuadamente se requiere de la intervención de otros tipos de recursos, los cuales son:

  • Humanos: La creación de bienes solo es posible mediante el trabajo humano, por lo cual, es primordial la correcta adquisición de capacidades y habilidades para poder manipular los elementos de nuestro entorno.
  • Materiales: Nos referimos aquí a los todos los medios de producción, maquinarias, herramientas e instrumentos que intervienen de una u otra forma en los procesos de transformación de las materias primas.
  • Financieros: Son el conjunto de activos que hacen posible la financiación de los proyectos extractivos, así como el funcionamiento de un sistema financiero y monetario que canaliza el dinero hacia donde se requiere.

De la correcta gestión, administración y control de todos estos recursos depende en gran parte el crecimiento y desarrollo de cualquier economía.

La riqueza y la pobreza de África.

Se estima que África alberga en su territorio la tercera parte de todos los recursos naturales del mundo. Aunado a ello, gran parte de estos recursos también son imprescindibles para la industria mundial, en cantidad y calidad, por lo que su posesión y control adquiere un carácter sumamente estratégico para el mantenimiento de los actuales ritmos de producción mundial. En la siguiente infografía se describe a grandes rasgos la utilidad de los principales recursos del continente.

Estos y otros recursos no cuentan con un valor intrínseco económicamente hablando. Adquieren valor en la medida en la que son incorporados o transformados en algo útil y práctico a través de un proceso de producción. Y es precisamente aquí donde los africanos tienen una clara desventaja, dado que actualmente no disponen de capital, maquinaria, equipo y fuerza de trabajo calificada para que ellos mismos transformen sus recursos naturales en beneficio de su población.

El hecho de contar con recursos debería ser algo muy positivo. Sin embargo, se ha documentado que aquellos países que descubren algún yacimiento mineral o petrolero experimentan una desindustrialización o alguna otra consecuencia negativa, fenómeno que se conoce con el nombre de enfermedad holandesa.

Para el caso africano, este mal tiene sus orígenes en la época de la colonización europea, en el que se comenzó a impulsar el sistema extractivo. Cuando finalmente los países africanos iniciaron su vida independiente, se vieron imposibilitados de producir artículos con alto valor agregado porque carecía (y aún carece) de estructuras productivas y económicas estables para impulsar políticas industriales de gran magnitud, perpetuando de esta forma la posición periférica y dependiente de África en el sistema económico mundial bajo la aparente ventaja comparativa y competitiva en la extracción y venta de recursos naturales, defendida por los modelos convencionales de comercio internacional.

De este modo, los recursos naturales seguían siendo los únicos de los que podían valerse para obtener ingresos rápidos para sus naciones e impulsar sus proyectos económicos. En la práctica, las mismas compañías multinacionales europeas continuaron explotando los recursos de África con la complicidad de los gobiernos africanos. Sin embargo, la participación de estos últimos en las inversiones es mínima, y las tasas impositivas son muy bajas, por el pretexto de incentivar la inversión extranjera. Esto significa un duro golpe para las finanzas públicas de los países africanos, que se agrava tomando en cuenta que para muchos de ellos esta es la fuente más importante de ingresos.

Un informe encontró que 101 compañías británicas que cotizan en la Bolsa de Londres controlan un valor de $1.05 trillones de dólares provenientes solamente de la explotación en África de cinco productos básicos: petróleo, oro, diamantes, carbón y platino. Estas empresas tienen operaciones mineras en 37 países africanos. En este punto resaltamos que los recursos no están uniformemente distribuidos en todo el continente africano africano. En el siguiente mapa se observa que, mientras en algunas regiones existe una gran cantidad de minerales, otras no cuentan con ninguno de éstos o solo se encuentra uno de ellos.

Las regiones occidental, sur y centro de África son las que concentran la mayor cantidad de yacimientos minerales, mientras que los combustibles fósiles se encuentran principalmente en el norte de África y el Golfo de Guinea.
Las regiones occidental, sur y centro de África son las que concentran la mayor cantidad de yacimientos minerales, mientras que los combustibles fósiles se encuentran principalmente en el norte de África y el Golfo de Guinea.

A todo esto hay que agregar que los recursos naturales son fuente de origen de conflictos, cuya venta se ha convertido en fuente de financiación de grupos armados. De ahí la famosa frase de los minerales de sangre. Además, también han servido para aumentar la fortuna de muchos dictadores y jefes de Estado africanos de manera ilícita a través de prácticas corruptas y clientelares. De este modo, la gestión y administración de los recursos es ineficiente y onerosa.

En este informe se detallan otras consecuencias negativas que acarrea el actual sistema de explotación y gestión de recursos, entre las que se destaca el desplazamiento de personas de los lugares en donde se descubren recursos, la degradación del medio ambiente y la salud, trabajo infantil en las minas, acaparamientos de tierras de gran dimensión y los acuerdos desfavorables en los contratos comerciales y marcos regulatorios. De esta manera, se explica la contradicción de la riqueza natural de África y la pobreza de su gente.

¿Qué debe hacer África con sus vastos recursos?

Hace cinco años, el entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, declaró que su pueblo “tiene derecho a utilizar los recursos naturales para revolucionar la educación y superar la pobreza”. De esta manera respondió a las críticas que se oponían a un proyecto de extracción de petróleo que afectaba a las comunidades que vivían en el territorio en cuestión.

Y en efecto, el fin de explotar los recursos naturales para un país debería ser el de invertir las ganancias en pro del progreso social, lo que le da la razón al ex mandatario sudamericano. No obstante, en este tipo de proyectos siempre se tendrán que consultar y tomar en cuenta los intereses y derechos de todas las partes involucradas, ya sea mediante análisis costo-beneficio u otros tipos de instrumentos, para eliminar o al menos disminuir lo más posible los efectos colaterales y las externalidades negativas que provoca la explotación de recursos naturales, principalmente en materia ambiental. En todo caso, la explotación y utilización de los recursos deberá realizarse de forma sustentable y con un marco regulatorio acorde a las condiciones específicas de cada región.

Para el caso concreto de África, la mejor forma de gestionar sus recursos naturales es que las naciones sean dueñas de la totalidad de los yacimientos y elementos naturales, pero bajo un control mucho más estricto, con total transparencia y rendición de cuentas. Ello no necesariamente implicaría la expulsión de las compañías multinacionales extranjeras. De lo que se trata es que éstas asuman una mayor responsabilidad social y se adopten condiciones más favorables hacia los africanos en los contratos y concesiones.

También es primordial que una parte de las ganancias que se obtienen de la explotación de los recursos naturales se inviertan en proyectos económicos, educativos y sociales dentro del país, y así estaría en condiciones de desarrollar la industria, ciencia y tecnología. Solamente de esta forma se rompería el círculo vicioso donde se explotan los recursos naturales de los africanos con medios que no son de su propiedad.

Para que esto ocurra, tendrá que ocurrir un profundo cambio político en los países africanos, por lo que una de las primeras acciones que se tienen que realizar es la exigencia por parte de organismos internacionales y organizaciones civiles a los Estados africanos para que presenten mejores resultados y mejores políticas públicas para toda la población. Hasta que se alcance este escenario, África se sacudirá la maldición de los recursos naturales.


Carlos Luján Aldana

Economista Mexicano y Analista político internacional. Africanista por convicción y pasatiempo. Colaborador esporádico en diversos medios de comunicación internacionales, impulsando el conocimiento sobre África en la opinión pública y difundiendo el acontecer económico, geopolítico y social del continente africano, así como de la población afromexicana y las relaciones multilaterales México-África.

4 comentarios

  1. Interesante los problemas de África son históricos primero con los esclavos en el siglo XV y del XVI hasta el XXI con sus recursos naturales .El pecado de África es ser un continente rico.

    1. Hola. En sentido estricto todos los países, africanos y no africanos, practican la explotación de sus recursos. Creo que lo importante es que esa explotación debería ser limitada y sustentable, sin la existencia de sobreexplotación laboral y demás prácticas abusivas, y sobre todo, que las ganancias se inviertan en las economías y sociedades. Para el caso de África todo esto prácticamente no existe, quizás Namibia, Botsuana e isla Mauricio sean la excepción.

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