Camerún, el país de África donde hablar inglés es motivo de exclusión

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El colonialismo europeo dejó profundas heridas en los pueblos africanos, algunas de las cuales aún no sanan. Una de ellas es la crisis anglófona de Camerún, un conflicto que viene escalando en violencia, y que a su paso ha creado profundas divisiones dentro de su sociedad. Por sus características y manifestaciones, éste no es un asunto fácil de comprender, por lo que a continuación analizo sus aspectos más importantes partiendo de sus raíces.

Actualmente el idioma inglés es el más hablado en el mundo. Desde el imperio británico se ha expandido hacia todos los rincones del planeta, al grado que se ha convertido en el idioma internacional común, por lo cual su dominio hace posible el contacto y la comunicación con personas de países de todo el mundo, no sólo con aquellas de habla inglesa. Esto provoca que existan millones de estudiantes aprendiendo inglés para acceder a mayores oportunidades laborales y académicas.

Así las cosas, y por increíble que parezca, existe un país africano donde los ciudadanos que hablan inglés reciben un trato marginal con respecto a los que no. Estamos hablando de Camerún, uno de los países del continente con mayor diversidad étnica, cultural y natural.

Este país de África Central representa una puerta que nos permite descubrir las maravillas que existen en el continente, una auténtica joya. Desafortunadamente es azotado, como muchos otros del continente, por la pobreza, la falta de oportunidades y los conflictos armados. Uno de ellos es precisamente la crisis política que se desarrolla en las regiones anglófonas, que se ubican al suroeste y noroeste del país, una confrontación que tiene sus raíces en el pasado colonial del territorio, pero que escaló en violencia y enfrentamientos hace unos pocos años.

A pesar de que este conflicto es silenciado y minimizado por parte de las principales potencias, lo cierto es que sin problemas podemos clasificarlo como una guerra civil que podría tener importantes repercusiones regionales, continentales y mundiales. Por tanto, cobra regular relevancia descubrir qué está pasando en Camerún y por qué el idioma inglés se encuentra relegado dentro de la sociedad camerunesa, para lo cual tenemos que mirar hacia atrás en el tiempo.

Los navegantes portugueses fueron los primeros en explorar las costas del futuro Camerún, allá por el siglo XV, y durante muchos años se dedicaron a embarcar esclavos hacia la isla de Santo Tomé, y de ahí eran posteriormente llevados hacia América. No obstante, sería hasta 1884 cuando finalmente Alemania hizo efectivo un protectorado en esta zona, mismo que fue reconocido un año más tarde.

Antes de entrar de lleno en los orígenes de la crisis anglófona, vale la pena detenerse un poco en la colonización alemana de África, un factor clave que marcó el destino de Camerún. Alemania fue la última potencia europea del siglo XIX en consolidar su proyecto de Estado-nación, después de muchos intentos de unificación de los Estados germánicos, bajo la figura de Otto von Bismark. Una vez conseguido este objetivo, la política hasta entonces agresiva de Bismark cambió radicalmente, consciente de la competencia europea por la obtención de territorios en Asia y África.

Por ello, hizo las gestiones necesarias para regular especialmente la carrera imperialista en África, y la Conferencia que cambió para siempre el rumbo del continente se llevó a cabo en Berlín, la capital alemana, que a la postre fue una negociación exitosa para los europeos y totalmente devastadora para los africanos. Las tres potencias más interesadas eran el Reino Unido, Francia y Alemania. De las tres, claramente Alemania se encontraba en una situación más desventajosa, así que el canciller Bismark se dedicó inmediatamente en ocupar territorios africanos a contrarreloj para construir un imperio colonial alemán, para lo cual se apoyó en los pocos ciudadanos y empresas comerciales alemanas que se encontraban en el continente, vinculadas al comercio de esclavos.

Pero los franceses y los ingleses ya habían ocupado una buena parte de África, por lo que solo pudieron establecerse en los territorios Ruanda-Urundi, Tanzania, África del Sudoeste (hoy Namibia), Camerún y Togo, todos ellos aislados unos de otros, con excepción de los dos primeros. Este hecho marca una diferencia importante con respecto a los territorios controlados por los franceses y los británicos.

En el caso específico de Camerún, se contaba con la presencia de empresas comerciales alemanas desde 1862. En 1884 Bismark comisionó al Dr. Gustav Nachtigal a establecer un protectorado en esta zona, que comprendía desde la delta del río Níger hasta Gabón, frente a la isla española de Fernando Poo (actualmente isla de Bioko), y firmaron un acuerdo de “protección” con los principales líderes tribales. Así surgió la colonia alemana de Kamerun.

Los alemanes se enfrentaron a una feroz resistencia de los pueblos, y no lograron consolidar su dominio hasta el inicio de la primera guerra mundial, conflicto en el que Alemania resultó derrotada, y en el tratado de Versalles fue obligada a desprenderse de todas sus colonias, que fueron repartidas como botín de guerra. En un acto avalado por la Sociedad de Naciones, el Kamerun alemán se repartió en dos zonas: la primera y más grande de ellas comprendía las zonas sur y este, que pasaron en poder de Francia, zona que se incorporó al África Ecuatorial Francesa; mientras que el norte y el oeste le fue encomendado al imperio británico, y fue administrado desde Nigeria.

Esta decisión fue tomada un buena medida porque Camerún representaba la frontera entre la importante colonia inglesa de Nigeria, con el África Ecuatorial Francesa. Tanto franceses como ingleses administraron esos territorios en función de sus intereses y bajo caminos separados, hasta que llegó el año de 1960, clave para la descolonización africana, sobre todo para las colonias francesas, cuando el Camerún francés fue una de las colonias que obtuvo su “libertad”.

Un año más tarde el Camerún anglófono también se independizó tras un referéndum celebrado por la ONU. Aquí, es muy importante aclarar que en el Camerún anglófono existían dos zonas muy diferenciadas: la parte norte, de mayoría musulmana, y la parte sur, con mayor población cristiana. Al momento de su independencia, tal referéndum restringió las opciones para el futuro de esta zona, que tuvo que elegir entre la unión con Camerún o Nigeria. Jamás se les otorgó la posibilidad de formar un Estado independiente mediante esta vía. Así, Camerún del Norte decidió adherirse a Nigeria, mientras que Camerún del Sur decidió unirse nuevamente con el Camerún francés, conformando así la República Federal de Camerún.

MAPA: Evolución del territorio de Camerún en el siglo XX. Imagen: Wikimedia Commons.

Para iniciar el proceso de unificación se organizó la Conferencia de Foumban, donde se reunieron los delegados del Camerún Meridional, encabezados por John Ngu Foncha, y las autoridades del Camerún francófono, encabezados por el presidente Amadou Ahidjo, quien desde entonces lo fue de la nueva República. La reunificación aparentemente se fundaba en un principio de paridad. No obstante, desde un inicio el gobierno del antiguo Camerún francés mostró su falta de compromiso con el acuerdo.

En 1972, el presidente Ahidjo rompió el pacto federal y centralizó el poder. Sin embargo fue Paul Biya, su sucesor en la presidencia, quien exacerbó las divisiones entre las comunidades anglófona y francófona, al implementar en 1982 ciertas reformas políticas que acabaron con todo rastro del federalismo inicial y la desaparición de varios de sus símbolos, como el cambio de bandera y el nombre oficial del país. Según Biya, pretendía de esta forma solucionar el problema creado por la colonización europea, pero lejos de contribuir a la unidad nacional, muchos anglófonos consideraron este acto como la culminación de su marginación por el Gobierno Central.

A partir de este momento, sucesivas reformas gubernamentales fueron disminuyendo la representación de la comunidad anglófona dentro de cargos gubernamentales. Asimismo, tras la unificación el territorio del Camerún británico sufrió económicamente, tras desmantelar de las estructuras productivas y económicas que se derivaron de la administración británica y la imposición de aquellas de tipo francés, como la introducción del Franco CFA, que sustituyó a la libra del África Occidental británica.

Otro condimento adicional que alimenta las tensiones es que los yacimientos de petróleo y las principales refinerías se encuentran en la zona anglófona, claves para que Camerún sea la mayor economía de la Comunidad Económica y Monetaria del África Central (CEMAC).

El hecho de que el Camerún anglófono es un territorio diez veces menor en comparación con el del resto del país, y que su población representa una quinta parte del total, han servido como pretextos para subordinar el rumbo de esta región a la voluntad del gobierno de Yaundé. Pese a que las dos lenguas (francés e inglés) tienen carácter oficial por el Estado, en la práctica el inglés ha sido relegado a un papel secundario, y la inmensa mayoría de los documentos y medios oficiales se encuentran en francés, y ninguno de los dos presidentes de Camerún (Ahidjo y Biya) se han dirigido a la nación en inglés.

De esta manera, se han creado en Camerún las condiciones para la coexistencia de dos entornos sociales que se desenvuelven en función del idioma hablado, donde los elementos de la región francesa predominan sobre los de la región inglesa. La administración, las escuelas y hasta las iglesias están restringidas según la pertenencia a la zona anglófona o francófona. Esto ha provocado que los cameruneses anglófonos no se sientan identificados por su etnia, sino por su herencia colonial y lingüística.

Así, es lógico que a raíz de esta especie de Apartheid lingüístico se generen fuertes resentimientos entre los miembros de la comunidad anglófona, quienes se han movilizado por distintos medios para expresar sus demandas al Estado, en un principio, de forma pacífica.

Se han confirmado varios movimientos de resistencia. En 1995, uno de ellos, el Consejo Nacional del Camerún Meridional (SCNC), presentó ante la ONU un alegato contra la anexión del Camerún Meridional por parte de la República del Camerún, en lo que significó el primer esfuerzo por alcanzar la independencia, inspirado en la experiencia de Eritrea. Sin embargo, en ese momento no todos los miembros de la comunidad anglófona eran partidarios de la separación, al sostener que otros pueblos del Camerún francófono también recibían un trato degradante, y llamaron a un diálogo nacional y el retorno al federalismo.

Por su parte, el gobierno central de Camerún niega la existencia de un “problema anglófono”.  De este modo, ha rehuido a abordar seriamente esta cuestión, y ha tachado de minoritario el grupo que desea la secesión. Quizás en un principio así era, ya que en el seno de la comunidad anglófona los federalistas componían la mayoría. Pero los acontecimientos de los últimos años han precipitado a que muchos pobladores se inclinen más hacia la independencia del resto de Camerún.

Desde finales de 2016 la violencia ha tenido una escalada de violencia, que comenzó con una huelga de asociaciones de abogados de las regiones de noroeste y suroeste de Camerún, a raíz de la imposición de jueces francófonos que ni siquiera entendían inglés. El 21 de noviembre de ese mismo año los profesores se unieron a los abogados, para unir fuerzas y protestar contra la imposición del francés en las escuelas. De la misma manera, los estudiantes de la Universidad de Buea (la más importante de la zona) también comenzaron una protesta.

El 16 y 17 enero de 2017 se organizó una manifestación pacífica llamada Ghost Town (pueblo fantasma). En esos días muchas personas no salieron de sus hogares, los negocios permanecieron cerrados y algunos manifestantes impidieron el tráfico de transporte de madera y petróleo hacia zonas francófonas. Antes de estos actos, el gobierno había desestimado sus quejas, pero ante la gravedad de la situación movilizó al ejército y a los cuerpos policiales, que respondieron con arrestos, intimidaciones, exilios y cortes en la conexión a internet.

Entonces, muchos cameruneses anglófonos tomaron las armas. Surgieron numerosos grupos que están dispuestos a luchar por la independencia de la región, y el 1 de octubre de 2017 proclamaron la República Federal de Ambazonia, que incluye las dos provincias anglófonas y desconoce el gobierno central camerunés, formándose un gobierno interino, en el exilio. El nombre Ambazonia se deriva de la bahía de Ambas, donde los británicos llegaron a mediados del siglo XIX.

Bandera de Ambazonia: Imagen: Wikimedia Commons.

El gobierno encabezado por Biya calificó desde el principio a los grupos separatistas como terroristas, y les declaró la guerra. Según varios analistas, los rebeldes solo cuentan entre 500 y 1,000 efectivos, pero gozan de un amplio respaldo popular y una gran determinación de luchar. A través de su táctica de guerrillas han conseguido repeler ataques del ejército camerunés, incluidas fuerzas de élite entrenadas por Estados Unidos. Ya son cuatro años en los que las regiones anglófonas han desafiado al gobierno, tiempo en donde el conflicto ha causado al menos 3 mil muertes y 700 mil desplazados internos, según la ACNUR.

No me extenderé mucho en las diferentes posturas de ambos bandos (si desean ahondar más al respecto, aquí pueden encontrar un análisis más detallado). Tan solo subrayo que las fracturas parecen ser de una naturaleza irreconciliable. Sin embargo, también es preciso resaltar que gran parte de las agresiones hacia la comunidad anglófona del país provienen del gobierno central encabezado por Biya.

Este punto es sumamente importante, dado que en ambas regiones conviven miembros de una misma comunidad y etnia. Lamentablemente en este país se ha afianzado un régimen dictatorial y autocrático favorable a una pequeña minoría. En el 2022 Paul Biya cumpliría 40 años en el poder, situación que refleja la postura conservadora y la poca disposición al cambio en el país, con la complicidad de sus principales socios internacionales, entre los que figura Francia en primer lugar. Pese a su larga estadía, Biya no es un dirigente que se caracteriza por la ostentación, a diferencia de otros dictadores africanos, como Teodoro Obiang y Robert Mugabe, pero no por ello es menos cruel. Las tensiones étnicas están que arden en todo Camerún, y Paul Biya ha revalidado su estancia en la presidencia a base de traiciones, purgas, autoritarismo y unas elecciones presidenciales de papel.

El régimen de Biya se enfrenta cada vez más a mayor oposición, pero se aferra al poder lo más posible. Mientras se mantenga en pie, se ve muy complicado que el conflicto en las regiones anglófonas llegue a buen puerto. No obstante,  es difícil imaginar cuál sería el rumbo de este conflicto sin Biya en el poder (escenario al que tiene que entrar Camerún más temprano que tarde). Por su parte, en el resto del país existen opiniones divergentes en torno a este conflicto, que a menudo es mal comprendido por la población.

Aunque el gobierno camerunés se empeñe en ocultarlo, constatamos que sí existe una fuerte crisis anglófona en Camerún, y una solución pacífica a esta crisis tiene que venir desde el mismo gobierno. Bajo las condiciones actuales, es muy poco probable que, Ambazonia consiga su independencia, ya que existen poderosos intereses que evitarán a toda costa que suceda, tanto dentro como fuera de Camerún, sobre todo porque puede reavivar viejos movimientos secesionistas en el continente africano, en especial la de Biafra. Por si fuera poco, Camerún también está atrapado entre dos conflictos más que han afectado al continente en los últimos años: la insurgencia de Boko Haram en Nigeria, y el conflicto interno centroafricano.

A nivel internacional, el conflicto anglófono ha dado de qué hablar, pero no al grado de generar opciones de diálogo y solución. La mayoría de los países apoyan al gobierno central camerunés, más sin en cambio, las violaciones a los derechos humanos y la quema de más de cien aldeas por sus fuerzas armadas, que han sido denunciadas por diversas organizaciones de defensa de los derechos humanos como Human Right Watch y Amnistía Internacional, han debilitado la posición de algunos Estados.

Alemania, Reino Unido y Canadá han condenado la violencia de ambos bandos y llamado al diálogo. Por su parte, hace dos años Suiza intentó mediar sin éxito en el conflicto hace dos años, y ahora el Vaticano lo intenta, a través de su Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin.

Camerún ocupa un territorio que no es estratégicamente importante. Buena parte de la atención sobre el país gira en torno a su selección de futbol (históricamente una de las mejores del continente) y la música makossa. Todos estos factores eclipsan todavía más la cobertura alrededor de los conflictos internos del país, siendo el más importante la crisis anglófona.

Otro de los motivos por los cuales este conflicto no recibe atención mediática es por los intereses geopolíticos relacionados a la alianza contra el terrorismo yihadista representado por Boko Haram, en la cual el gobierno de Camerún es un socio estratégico muy importante para las potencias internacionales, que se sienten cómodos con Biya, por lo cual callan todas las atrocidades cometidas por su régimen.

Esta es, a grandes rasgos, la crisis anglófona que sufre Camerún, conflicto que refleja con intensidad los efectos perversos que tuvo la colonización europea sobre los pueblos africanos, en donde situaciones que a nosotros nos pueden parecer inverosímiles, cobran todo el sentido cuando rastreamos sus orígenes.

Ante estas consecuencias es sumamente importante informarnos lo más posible sobre ellos, así como investigar y analizar todas las facetas que adquieren para tomar conciencia de los efectos y repercusiones que tienen sobre todos los actores involucrados. Sólo de esta manera estaremos en condiciones de proponer soluciones y crear un ambiente propicio para el diálogo y la reconciliación social.

En el caso particular de este tema, Camerún requiere urgentemente un cambio de gobierno radical, mucho más democrático e incluyente, que gobierne por el bienestar de todos, independientemente del idioma que hablen. Todo dependería de la capacidad de los miembros de la cúpula gobernante de mantener el poder, lo cual sí es posible que suceda, así como de la capacidad de la sociedad civil camerunesa, tanto francófona como anglófona, de movilizarse para impulsar una verdadera oposición política que impulse una transformación en todos los ámbitos.

Por lo pronto, Ambazonia representa uno de los principales focos que amenazan con volver a modificar el mapa político de África. Siempre es delicado tomar postura ante una situación tan grave como ésta, pero no debemos negar la realidad, por lo que es necesario difundir lo que ahí sucede para poder llegar a la mejor resolución posible.


Carlos Luján Aldana

Economista Mexicano y Analista político internacional. Africanista por convicción y pasatiempo. Colaborador esporádico en diversos medios de comunicación internacionales, impulsando el conocimiento sobre África en la opinión pública y difundiendo el acontecer económico, geopolítico y social del continente africano, así como de la población afromexicana y las relaciones multilaterales México-África.

3 comentarios

  1. Acabo de conocer este blog y me parece sencillamente impresionante, tremendamente interesante. Voy a empezar a viajar a África por trabajo y me está ayudando a aclarar muchas cosas.

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