Las especificidades del Islam en África

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Vista panorámica de la ciudad de Marrakech, Marruecos, una de las ciudades más representativas del Mundo Árabe y el Magreb. Imagen de Hicham ELAARKOUBI en Pixabay

El Islam es una de las religiones predominantes en África y el mundo, por lo que es de suma importancia tomar en cuenta sus principios para analizar el contexto político, económico y social del continente.

En los últimos años la religión islámica ha sido señalada alrededor del mundo como una amenaza para la paz, estabilidad y seguridad global, a consecuencia de una serie de atentados terroristas contra objetivos estratégicos perpetrados por islamistas que pretenden imponer su Ley a como dé lugar. Esta percepción tomó fuerza a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en territorio estadounidense, y se vio reforzada en posteriores ataques en las capitales europeas de Madrid, Londres, París y Bruselas, todos ejecutados por organizaciones islamistas radicalizadas.

Sin embargo, estas acciones no definen por sí solas la esencia de una religión, cuyo legado material y cultural es invaluable. En general, las sociedades occidentales – como la mexicana – desconocen muchos aspectos relacionados con el Islam y la cultura árabe, la cual nos es demasiado ajena. De hecho, es común utilizar los conceptos “árabe”, “musulmán” e “islamista” como sinónimos, cuando todos tienen un significado distinto, aunque se encuentran muy relacionados.

Para derribar todos estos estigmas sobre el Islam, debemos partir de que no se trata de una religión que por sí misma incite a la guerra y la violencia. Sus principios esenciales son los siguientes:

  • La profesión de fe (sahada): “No hay más Dios que Alá, y Mahoma es su profeta”;
  • La oración, que puede ser pública o privada;
  • El ayuno durante el noveno mes del año lunar de los musulmanes, conocido como el Ramadán;
  • La limosna para ayudar a los que lo necesitan o para los gastos de la guerra;
  • La peregrinación a la ciudad santa de La Meca por lo menos una vez en la vida de un musulmán;
  • La guerra santa contra los infieles, denominada Yihad, en árabe.

Este último precepto es el más polémico de todos. Una de las interpretaciones es que la Yihad tiene una connotación defensiva, y no ofensiva. Visto desde esta óptica, el Islam, no es una religión que represente una amenaza. Pero la realidad es que desde sus inicios fue expandiéndose rápidamente a base de sangre y fuego.

El Corán – la Ley sagrada del Islam – ha sido interpretado de distintas maneras. Al respecto, las dos principales ramas de esta religión son el sunismo y el Chiísmo. El primero de ellos otorga mucha importancia al seguimiento a los hechos y dichos del profeta Mahoma (la Sunna), mientras que los chiíes consideran que el liderazgo religioso sólo corresponde a los descendientes del profeta a manera de herencia, y no a los compañeros más cercanos, como lo defienden los suníes. Esta división es clave para comprender la dinámica del Islam.

En general, ésta es una religión que impacta todos los ámbitos de la vida de las personas que lo profesan, incluso en aquellos que nos pudieran parecer insignificantes o banales, a diferencia del cristianismo, ampliamente arraigado en Occidente, que se basa más en la ética y la moral de los individuos. Es monoteísta, es decir, se cree en un solo Dios. Mahoma funda el Islam en el año 622 (denominado por los creyentes como la hégira), y es él quien condensa sus preceptos en el Corán en Arabia, y de ahí se difundió rápidamente hacia las regiones vecinas, entre ellas la que nos interesa, una parte de África.

Es preciso comenzar el análisis del Islam en África mencionando que se trata de una influencia cultural y religiosa externa al continente. Actualmente, se calcula que en África existen aproximadamente 500 millones de musulmanes, lo cual representa a poco menos de la mitad de los habitantes del continente. El Islam suní es el que se profesa en prácticamente toda África. Aunque comúnmente Egipto y los países del Magreb son asociados con la religión de Mahoma, su expansión en África es mucho más amplia, abarcando el Sahel, África Occidental, la costa del mar rojo y el Océano Índico, hasta Mozambique. En el siguiente mapa se muestra dicha expansión.

El Islam está muy difundido en África, sobre todo en el Norte.
El Islam está muy difundido en África, sobre todo en el Norte.

En cada una de estas regiones, el Islam adquiere características muy peculiares. Estas son las más importantes:

Norte de África y el Magreb.

La presencia árabe en África comenzó con la invasión de Egipto por el califato de los Omeya, quienes se encargaron de borrar toda huella de las culturas helénica, romana y bizantina, lo que significó el fin de la historia del Egipto antiguo. Más tarde, los árabes conquistaron Trípoli y Cartago, penetrando en el Magreb. No les fue fácil vencer a las tribus bereberes del desierto, pero al final muchas de éstas se islamizaron, lo que favoreció la unidad de estas comunidades. A la postre, esto se convirtió en el germen de los Estados actuales del Norte de África y de los grandes imperios africanos de esta época. La ideología islamista más popular en esta región es la Salafista, que se basa en una interpretación muy conservadora del Corán, muy afín al practicado en Arabia Saudita. Mención aparte merece la dinastía alauita de Marruecos, una de las más importantes del Mundo Árabe, ya que sus integrantes son descendientes directos del profeta Mahoma.

Los bereberes son una tribu seminómada que habitan en los desiertos del Norte de África, y cuyos miembros profesan el Islam. Aquí en una de sus travesías por el desierto
Los bereberes son una tribu seminómada que habitan en los desiertos del Norte de África, y cuyos miembros profesan el Islam. Aquí en una de sus travesías por el desierto. Fotografía: Pexels

África Occidental.

En esta región el Islam no fue predicado por árabes, sino por los bereberes conversos, que viajaban constantemente a estos lugares a practicar el comercio. Gracias a este factor comercial, poco a poco los gobernantes y familias de esta región adoptaron al Islam como su religión, donde éste adquirió una metamorfosis al emerger la ideología del Sufismo, una variante del Islam suní muy espiritual, místico, tolerante y comprensivo, que adopta algunos elementos de las religiones animistas, propias de África Occidental. Solamente en el Norte de Nigeria es predominante el Salafismo.

El Sahel

Se conoce como Sahel a la frontera que divide el Norte de África (zona desértica) con el inicio de la sabana y selva africana. Es una estrecha franja que abarca desde la costa del Océano Atántico, en Mauritania, hasta la costa del Mar Rojo en Sudán. Históricamente, ésta es una zona de tránsito de personas y mercancías, dominadas por diversas tribus seminómadas que también adoptaron el Islam, a causa de los contactos con los conversos durante las caravanas comerciales. En esta región no predomina ninguna de las distintas ramas del Islam, que también convive con el cristianismo y otras religiones animistas. Sin embargo, actualmente el Sahel es escenario de tráfico de migrantes y armas por parte del crimen organizado que opera con toda impunidad, por lo que se está convirtiendo en un feudo del yihadismo, la corriente más ultraconservadora, radical y violenta del Islam. Ello, sumado a que la región concentra a los países más pobres de África y el mundo, representa un caldo de cultivo idóneo para la radicalización de la población. Este es uno de los desafíos más graves que enfrenta el continente.

África Oriental.

Los vínculos entre la península arábiga y la costa oriental africana son más antiguos que el Islam mismo. El territorio de Arabia es desértico, por lo que eran frecuentes los viajes comerciales a través del Mar Rojo para adquirir productos diversos en África. Con el advenimiento del Islam los intercambios se aceleraron. El negocio más lucrativo era la trata de esclavos africanos, practicado por los árabes mucho antes que los europeos. Inevitablemente todo esto también condujo a la islamización de esta zona, pero aquí fueron los yemeníes y los omaníes los principales responsables de ello. Estos últimos llegaron a crear un imperio que rivalizó en su momento con los portugueses por el control de la ruta de las Indias. Los omaníes difundieron en esta región el movimiento Ibadí, una versión pacífica y tolerante del Islam alejada de la esfera suní y chií, y cuya máxima expresión fue la creación del Sultanato de Zanzíbar. Actualmente, muchos africanos que viven en la costa oriental se han convertido al sunnismo, pero el legado cultural, arquitectónico e histórico de las rutas comerciales fue muy rico, mediante la combinación de elementos africanos, persas, árabes e incluso portugueses.

Panorámica actual del palacio del Sultán en la Isla de Zanzíbar, en la costa oriental africana.
Panorámica actual del palacio del Sultán en la Isla de Zanzíbar, en la costa oriental africana. Fotografìa: Wikimedia Commons

La geopolítica del Islam en África.

Esta es, más o menos, la radiografía del Islam en las distintas regiones de África. Todo ello resalta la enorme importancia que tiene esta religión en el continente, y en la estrecha interdependencia que existe entre África, Medio Oriente y la península arábiga, aspecto que es decisivo en el curso de todas estas regiones. Las Primaveras Árabes, que comenzaron en África y se extendieron al resto del Mundo Árabe, son la más reciente prueba de la enorme vinculación que existe.

A partir de las independencias africanas estos lazos se han reforzado. En ese momento, los nacientes países africanos optaron, en su gran mayoría, por la construcción de Estados laicos, a semejanza de sus antiguas metrópolis europeas. Sin embargo, las evidentes debilidades estructurales e institucionales, así como el fracaso del Panafricanismo, provocaron la radicalización de algunos musulmanes, quienes se han refugiado en la religión islámica para cubrir el enorme hueco que los gobiernos han sido incapaces de llenar.

A la par de este proceso, el descubrimiento y explotación de combustibles fósiles en todo el Mundo Árabe y la constitución del Estado de Israel transformaron para siempre su rol a nivel global, utilizando su petróleo y gas como arma y medio de negociación para conseguir en un periodo de tiempo relativamente corto un poder muy grande. Este fenómeno ha hecho posible la construcción de majestuosas ciudades y construcciones donde antes sólo había desierto, a causa de los grandes flujos de dinero y de capitales provenientes de las rentas petroleras. Pero también de arsenales de armas nucleares y atómicas, así como la constitución de ejércitos bien equipados listos para utilizar en cualquier momento por cualquier pretexto, que casi siempre se encuentran en la diversidad de ramas e ideologías del Islam.

Por supuesto que África forma parte y es afectada por este proceso al mismo tiempo. Arabia Saudita e Irán (rivales y principales exponentes del Sunnismo y Chiísmo, respectivamente) han influido de manera importante en el curso de los acontecimientos de algunos países africanos, lo cual convierte al continente en un escenario geopolítico muy importante para todo el Mundo Árabe, incluyendo el tema del terrorismo.

Al respecto, en el continente actúan las organizaciones terroristas más importantes y peligrosas del mundo, y con frecuencia estallan revueltas relacionadas con temas de religión. Las tres organizaciones más influyentes de este tipo que operan en África son Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que tiene presencia en Libia, Níger, Malí y parte de África Occidental; Boko Haram, activo en el Norte de Nigeria, Camerún y la zona de afluencia del lago Chad; y Al-Shabab, organización activa en el Cuerno de África, principalmente en Kenia y Somalia.

Este es, a grandes rasgos, el panorama islámico y musulmán del continente africano. Si bien la situación de los musulmanes en el continente varía acorde al país donde radican, revisar la conformación histórica y la realidad de ellos en África nos permite entender la enorme importancia del Islam, no solamente para los africanos, sino para el resto del mundo. Es tiempo de mostrar la verdadera esencia del Islam para dejar de lado los malos prejuicios en torno a esta religión.


Carlos Luján Aldana

Economista Mexicano y Analista político internacional. Africanista por convicción y pasatiempo. Colaborador esporádico en diversos medios de comunicación internacionales, impulsando el conocimiento sobre África en la opinión pública y difundiendo el acontecer económico, geopolítico y social del continente africano, así como de la población afromexicana y las relaciones multilaterales México-África.

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