Planeta Nigeria: la gobernanza y unidad política a partir de la diversidad

Publicado por

Nigeria es uno de los países con mayor diversidad étnica, lingüística, religiosa y cultural en el continente africano, tanto así que constituye un mundo en sí misma. Nadie duda del enorme potencial que posee ni de su papel como potencia regional, sin embargo, la situación actual de este país dista mucho de ser la ideal, a causa de los múltiples problemas que enfrenta y las dificultades inherentes a la integración nacional de todos los grupos que alberga. Es por ello que, en este artículo, se analizan a grandes rasgos las múltiples facetas que presenta, su caótica gobernanza y las posibles soluciones a sus problemas, tomando en cuenta su peso geopolítico, económico y poblacional.

Nigeria es uno de los principales protagonistas del acontecer africano, y tiene todo para convertirse en una gran potencia mundial. Sin embargo, presenta importantes rezagos que impiden su desarrollo pleno, a causa de los grandes contrastes que presenta y las dificultades que se le han presentado en la consolidación de un sólido proyecto nacional.

Pese a que estamos hablando de la economía más grande de África, se encuentra lejos de alcanzar un nivel óptimo en este aspecto, tomando en cuenta la cantidad de recursos naturales y humanos que tiene. En lugar de esto enfrenta problemas que lamentablemente son comunes en el continente africano: conflictos étnicos, pobreza, desigualdad, corrupción, violencia y terrorismo, entre los más importantes.

Situado en el vértice nororiental del Golfo de Guinea, en el actual territorio nigeriano fácilmente pudieron haber surgido tres o hasta cuatro países, por lo que resulta complicado entender cómo es que se constituyó y se ha mantenido un solo Estado. Y una vez más, el origen del problema se encuentra en el periodo colonial africano.

Cuando llegaron los ingleses a este rincón de África, existía una Confederación de Ciudades-Estado (Ifé, Oyo, Llorín y Benín) que se extendía desde el río Níger hasta el actual Togo. Rápidamente Inglaterra se aseguró el control de esta zona. Algunos pueblos aceptaron el poder británico, pero otros fueron sometidos por la fuerza. A diferencia de lo que ocurrió en otras partes de África, aquí el modelo colonial inglés unificó todos los territorios conquistados en lugar de la creación de protectorados sobre bases étnicas. La razón de ello fue la férrea competencia europea, sobre todo francesa, por el acceso a los recursos y tierras fértiles de esta zona. No obstante, los musulmanes del norte fungieron como intermediarios, por lo que se dio preponderancia a esta zona.

La colonia se dividió en tres regiones, este, oeste y norte, que coinciden con los territorios de los grupos étnicos más grandes: igbo, yoruba y hausa-fulani, estos últimos musulmanes. La capital, Lagos, formó un distrito aparte. Todas estas regiones fueron administradas bajo un sistema político federal, mismo que se guio por el principio y el reconocimiento de la diversidad.

De este modo, Nigeria se convirtió en una creación colonial, y una vez que obtuvo su independencia (1 de octubre de 1960), asumió la gestión gubernamental, en una sola unidad estatal, de una enorme y compleja red de relaciones, tradiciones, costumbres muy distintas entre unas y otras, y en muchos casos, antagónicas y contradictorias, una carga muy pesada para un país naciente. Dentro de esta heterogeneidad se encuentra lo siguiente:

  • Una población de aproximadamente 191 millones de personas. Se estima que esta cantidad se duplicará en el 2050. Uno de cada cinco africanos son nigerianos, y una importante cantidad de ellos vive en otras partes del mundo, constituyendo una auténtica diáspora nigeriana.
  • La existencia de 250 grupos étnicos y 450 lenguas. Por lo general los habitantes de comunican en inglés (pidgin), aunque es común el conocimiento de dos o más “idiomas nigerianos”.
  • La religión predominante en el norte es el Islam, y el 50% de los nigerianos son musulmanes. Por su parte, en el sur se encuentran cristianos en sus diversos credos, así como religiones animistas.
MAPA. Ubicación de las principales etnias que habitan en Nigeria.
MAPA. Ubicación de las principales etnias que habitan en Nigeria.

A pesar de todos estos contrastes culturales, étnicos y religiosos, la estructura federal se ha mantenido en esencia. En sus primeros años, los gobernadores internos tenían más poder que el mismo presidente, fomentando el caudillismo y, en consecuencia, se priorizaron los intereses de las distintas etnias. Y desde entonces, se han presentado fuertes disputas entre todos por obtener el poder político, el control de los recursos y obtención de privilegios, que han hecho tambalear el gobierno y las instituciones nigerianas, en medio de una espiral de violencia, guerras civiles, golpes de Estado y sucesión de gobiernos civiles y militares.

De todos ellos, es tristemente célebre la Guerra Civil en Biafra (1967-1970), región donde predomina la etnia igbo. Fue una confrontación violentísima, una de las primeras que mostraron al mundo la imagen de desolación asociada comúnmente a África. Fue auspiciada por la diplomacia francesa, cuyo objetivo era debilitar a este gran Estado, rodeado de países francófonos más pequeños, así como jugar un papel preponderante en la explotación del petróleo recién descubierto en esta región. Finalmente la secesión no se concretó, pero las fricciones persisten hasta la actualidad.

Fue hasta 1999 cuando la agitación política se apaciguó al reinstaurarse una República (la cuarta desde la independencia), bajo una democracia que se caracteriza por sus sobresaltos. Ese mismo año la recién construida ciudad de Abuja sustituyó a Lagos como capital, cuya ubicación en el centro del territorio intenta simbolizar una malograda unidad de todos los pueblos nigerianos.

El Abuja Gate, que le da la bienvenida a las personas que visitan la capital de Nigeria. Fotografìa: Wikimedia Commons.

El actual sistema político de Nigeria está inspirado en el de los Estados Unidos. La Constitución vigente de 1999 incluye 36 Estados, y se rige por el presidencialismo y un poder legislativo bicameral, cuyos miembros se eligen cada cuatro años, al igual que el presidente, que tiene la opción de reelegirse una vez. Los dos principales partidos políticos son el Congreso de Todos los Progresistas (APC, por sus siglas en inglés), fuerte en el norte y que gobierna al país desde 2015, cuando Muhammadu Buhari fue elegido presidente; y el Partido Popular Democrático (PDP), quien estuvo en el poder 16 años, pero que hoy desempeña un papel como oposición política.

Ningún candidato puede competir por la presidencia sin no cuenta con al menos el 25% de los votos en dos tercios de los 36 Estados del país, y a su vez, se exige la presencia de todas las etnias en los diferentes niveles de representación. Todo esto se hace, en teoría, para evitar futuros conflictos internos en el país, pero hasta el momento, ningún gobierno ha sido capaz de detener y contener la corrupción, la violencia y los conflictos que han escalado por todo el territorio, cuyas contradicciones y diferencias se encuentran lejos de ser resueltas.

Sin duda estamos hablando de un reto difícil para Nigeria. No obstante, este país representa el presente y el futuro más prometedor de todo el continente africano, y para que por fin pueda lograr la paz, la estabilidad y el bienestar, tiene que encontrar pronto la fórmula que termine de integrar, por fin, a toda la población en el desarrollo del país. Hay muchos temas dentro de la agenda pública nigeriana que hay que atender con urgencia, pero parte de la solución a sus problemas más graves pasa por la lucha contra la inseguridad, la violencia y el terrorismo, así como la implementación de las políticas sociales y económicas adecuadas. Exploremos un poco cada una de ellas.

La violencia ha sido un instrumento que ha sido utilizado por el Estado nigeriano a lo largo de su historia, debido a la falta de legitimidad ciudadana de los sucesivos gobiernos. Esta situación ha provocado que Nigeria se encuentre en un permanente estado de alerta en varios frentes, como las manifestaciones sociales, disputas étnicas, terrorismo y movimientos separatistas, ante la falta de libertades y garantías para ejercer plenamente los derechos políticos y humanos de todas las personas.

Estas medidas represivas han derivado en efectos contrarios a los esperados, emergiendo auténticos monstruos difíciles de detener. El nacimiento de la organización terrorista Boko Haram solo es el último eslabón de esta cadena. Este grupo, de corte yihadista, se dio a conocer mundialmente en 2014 cuando sus miembros secuestraron a unas niñas estudiantes en la localidad de Chibok, al noreste del país. Sin embargo, ya llevaba algún tiempo en operación.

La Sharia es la fuente de derecho en doce Estados del Norte. Las condiciones sociales deplorables y las continuas decepciones políticas en esta región fue el caldo de cultivo para la creación en 2002 de esta organización terrorista: Jama’atu Ahlul Sunna Lidda’awati Wal Jihad (Comunidad de los Discípulos para la Propagación de la Guerra Santa y el Islam), mejor conocida por sus iniciales: BH, Boko Haram. Boko significa “libro” en inglés pidgin, y Haram, “prohibido”, en árabe. Su eslogan es: la educación occidental es un pecado. Su meta es la creación de un Estado Islámico a través del enfrentamiento directo contra Abuya. Los aparatos políticos – principalmente el PDP y el ANP – y los círculos militares contribuyeron a radicalizar a esta secta.

Esta guerra no declarada ha costado miles de vidas, más de dos millones de desplazados (no solo en Nigeria, también en países vecinos, como Camerún, Níger y Chad) y ha puesto a la región al borde de la hambruna. Uno de los principales motivos por los que Muhammadu Buhari ganó la presidencia fue por la promesa de acabar con esta amenaza, y lo ha intentado por distintas vías, desde el diálogo hasta la movilización de más tropas y compra de armamento. Pero la situación sigue siendo crítica, y la militarización del país no ayuda en resolver los factores que derivaron la crisis de inseguridad.

Ello nos lleva a otro de los grandes pendientes de Nigeria: el desarrollo social. El 60% de la población vive con menos de dos dólares diarios. En la parte norte del país los ingresos promedio de la población son la mitad de los del sur, la pobreza es tres veces mayor que en las zonas sureñas más ricas, el desempleo es más agudo y la mortalidad materna 10 veces más alta. Todas estas asimetrías regionales, aunadas a la corrupción y las políticas públicas ineficientes, han hecho posible la aparición de profundas desigualdades, donde los ricos parecen más ricos, y los pobres más pobres. Se ha llegado al extremo de que los multimillonarios nigerianos ordenan pizzas desde Londres a Lagos, toda una excentricidad de locura.

Nigeria es una economía grande, que en los últimos años ha crecido a un promedio de 7% anual. Puede ser la más grande de África, pero no es la más importante. Sudáfrica sigue estando por delante en otros aspectos, como una mayor renta per cápita, infraestructura y gobernabilidad. Además, Nigeria es muy dependiente de las rentas petroleras, aunque últimamente las industrias cinematográfica y de telecomunicaciones registran un crecimiento exponencial. A pesar de ello, los beneficios de este crecimiento son pésimamente distribuidos.

Aunque la mayor parte de la población vive de las actividades primarias, desde 1970 el petróleo se convirtió en el principal generador de divisas, y pronto transformó toda la economía. Nigeria es el decimotercer productor mundial de petróleo, y un 80% de su economía se relaciona con la extracción y venta de crudo, que está en manos de compañías extranjeras (Royal Dutch Shell, Exxon Mobil, Agip, Total y Texaco). El combustible de esta región presenta la particularidad de que es bajo en azufre, elemento atractivo para los compradores en términos de contaminación.

Pero lejos de ser el estandarte de progreso y prosperidad, es causa de muchos problemas y conflictos, como la degradación del ambiente, explotación laboral, abandono y deterioro de otras actividades económicas claves y el huachicoleo que se practica a través de balsas por la delta del Níger. Por tanto, una renovación de este sector es clave para el futuro de Nigeria.

De todo lo anterior, podemos concluir que el factor político es fundamental para el desarrollo de Nigeria. La importación de modelos políticos occidentales no ha tenido mucho éxito. No se trata de cambiar de golpe el sistema federal y democrático actual, pero sí se requieren importantes reformas que integren las especificidades y necesidades de cada una de las regiones y estados para impulsar el desarrollo del país, al igual que garantizar el acceso a la salud, educación, empleo, alimentación y vivienda para todos los nigerianos.

El país tiene los recursos suficientes para estar a la altura de una gran nación, y que la tragedia de la diversidad se transforme en bienestar y prosperidad para todos.


Carlos Luján Aldana

Economista Mexicano y Analista político internacional. Africanista por convicción y pasatiempo. Colaborador esporádico en diversos medios de comunicación internacionales, impulsando el conocimiento sobre África en la opinión pública y difundiendo el acontecer económico, geopolítico y social del continente africano, así como de la población afromexicana y las relaciones multilaterales México-África.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *