La integración económica africana como el motor del desarrollo futuro del continente

Desde su constitución como Estados independientes, los países africanos han formado bloques y alianzas para alcanzar el progreso juntos. A pesar de las desilusiones, el compromiso con la integración y unión continental hoy está más fuerte que nunca.

Mientras que en Estados Unidos y parte de Europa se ha cuestionado el discurso del libre comercio con la emergencia de liderazgos ultranacionalistas y un discurso xenófobo, en África cada vez más países están apostando por una mayor integración del continente en todos los sentidos. A pesar de las deficiencias estructurales de las economías africanas y de la existencia de un gran número de desafíos y obstáculos que impiden una integración más plena y eficiente, en los últimos años los dirigentes africanos han tenido la voluntad de sumar esfuerzos en conjunto para encontrar soluciones a las problemáticas comunes que los aquejan.

Las iniciativas de integración económica no son nuevas en el continente. Es más, han sido promovidas desde la época de la colonización y, desde entonces, han ido evolucionado acorde a las tendencias económicas mundiales y continentales. Aunque los organismos de integración africana se encuentran muy lejos de lograr sus objetivos y su relevancia a nivel internacional es muy escasa, vale mucho la pena analizar los acuerdos alcanzados, su operación, sus logros y sus perspectivas, cuestión que es clave en un continente donde ha resultado muy complicado alcanzar niveles aceptables de crecimiento y desarrollo económico en los marcos estatales. Actualmente existen alrededor de 200 organizaciones regionales en África, mismas que abarcan todo tipo de sectores. De todas ellas, éstas son las más relevantes:

Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS).

Sobre el territorio de lo que alguna vez fue el África Occidental Francesa, hoy se encuentran constituidos varios Estados africanos quienes, junto con otros países de la región que eran colonias inglesas y portuguesas, crearon en 1975 esta Comunidad, denominada CEDEAO o ECOWAS, por sus siglas en inglés. Actualmente está conformada por 15 naciones, cuyo mandato es “promover la integración económica en todos los campos de actividad”.

Se trata de uno de los organismos regionales que lleva más tiempo en operación, y también uno de los más exitosos de África. Dentro de su estructura cuenta con varias agencias especializadas en distintas áreas, como la salud, equidad de género y unión monetaria. En relación a esta última, varios países cuentan la misma moneda, el Franco CFA, pero esta moneda no es resultado del proceso de integración, sino una herencia colonial para los países africanos francófonos.

La ECOWAS persigue el objetivo final de alcanzar la Unión Económica en África Occidental con base en iniciativas y proyectos que incrementen el nivel de vida de la población y el ritmo de crecimiento económico, elementos que han quedado plasmados en la Visión 2020 para la región. Hasta el momento, esta organización ha tenido más éxitos en materia de seguridad y de cooperación que en materia económica. Muestra de ello fueron la intervención de la ECOWAS en los recientes conflictos de Malí y Gambia.

Aunque el comercio regional se ha incrementado en un promedio de 18% por año, Nigeria contribuye con el 76% de los montos totales, seguido por Ghana y Costa de Marfil, con el 9.2 y 8.64% respectivamente. Además, este comercio es dominado principalmente por materias primas como petróleo, café, cacao y otros productos minerales y vegetables. Ello nos habla de lo limitado de los mercados regionales y los enormes desafíos en materia económica que tienen por delante los países miembros.

La región Occidental de África ha presentado notables avances en materia económica, democracia y equidad de género, pero también es una de las más convulsas. Los países involucrados han mostrado capacidad y voluntad para construir consensos y afrontar crisis, como el brote de ébola en 2014. El siguiente paso es detonar el desarrollo económico y social, pero no será fácil. Marruecos ha solicitado unirse a la ECOWAS, lo cual sería un revulsivo muy importante para la región.

Comunidad Económica de los Estados de África Central (CEEAC).

Creada en 1983, esta organización tiene el objetivo de alcanzar la cooperación y el crecimiento autosostenido de sus once países miembros. Debido los conflictos políticos y sociales que asolaron a la región central de África, la CEEAC tuvo un periodo de inactividad de 1992 a 1998. En 2007 los países miembros adoptaron un plan estratégico con una visión hacia 2025 con el fin de convertir a la región en un espacio de paz, solidaridad, desarrollo en equilibrio y libre circulación de bienes, servicios y personas.

Actualmente, los países involucrados cuentan con un régimen preferencial y de tránsito, así como normas de origen propias. A su vez, han concretado acuerdos en materia de seguridad, transporte, energía y seguridad alimentaria.

Paralelo a este organismo existe la Comunidad Económica y Monetaria de África Central (CEMAC), a la cual también se encuentran adheridos los países de la CEEAC, aunque no todos. Existe el proyecto de fusionar ambas organizaciones, pero ello aún no ha ocurrido, y es una condición para que los países de África Central accedan a mayores flujos de inversiones extranjeras.

Por todo ello, la CEEAC no ha podido consolidarse como un organismo referente a nivel continental, a lo cual también influyen las dificultades financieras y los conflictos internos dentro de cada uno de los países miembros. La región no ha cumplido con las condiciones mínimas para poder impulsar el desarrollo regional y la cooperación económica. Estamos hablando de los países más pobres del mundo, asfixiados por la deuda externa, la falta de democracia, la corrupción y la impunidad. Alcanzar la seguridad, la paz y democracia deben convertirse en las prioridades para que esta organización alcance su máximo potencial.

Unión del Magreb Árabe (UMA).

El norte de África presenta la particularidad de asociarse tanto a Medio Oriente como al África Subsahariana, por lo que no podemos dejar de lado al que ha sido el mayor intento de integración en esta región, la UMA. Su tratado constitutivo fue firmado en la ciudad de Marrakech por los Estados de Libia, Argelia, Túnez, Mauritania y Marruecos.

Es un acuerdo meramente comercial, aunque en sus inicios se planteó avanzar progresivamente en la integración económica de todos estos países. Sin embargo, y a pesar de las afinidades sociales y culturales de estos países, desde un inicio comenzaron a aparecer muchas dificultades.

La más importante de ellas es que la vocación de todas las economías regionales gira en torno a un solo producto, el petróleo, lo cual imposibilita la diversificación de la producción y limita las exportaciones e importaciones intrarregionales. Además, la región no es autosuficiente en el plano alimentario.

Pese a ello, fueron cuestiones políticas las que provocaron que a partir de 2005 y hasta el día de hoy, la UMA no se encuentre en funciones. La rivalidad entre Argelia y Marruecos, el conflicto interno libio y la cuestión no resuelta del Sahara Occidental impiden la celebración de conferencias entre los Jefes de Estado de la región.

En un futuro cercano no se visualiza alguna solución para estos conflictos, por lo que es probable que la UMA permanezca en la inactividad durante algún tiempo, aunque los gobiernos de los países miembros han expresado su interés en reactivar las instituciones de este organismo. Ojalá así sea por el bien de la región.

Comunidad de Desarrollo de África del Sur (SADC).

Esta organización constituye uno de los casos de mayor éxito de la integración africana. Sus orígenes datan de 1979, pero fue hasta agosto de 1992 cuando adquiere el estatus de Comunidad mediante la firma del Tratado de Windhoek. Originalmente fue creada con el principal objetivo de fomentar la cooperación entre los países del Sur de África y coordinar sus esfuerzos para defenderse de las agresiones y reducir la dependencia con respecto al régimen del Apartheid en Sudáfrica.

Paradójicamente, fueron las transformaciones internas en Sudáfrica, que condujeron a la implantación de la democracia en este país, las que iban a cambiar el destino de este organismo para conducirlo a su situación actual.

A diferencia de lo que ocurre en otras regiones del continente, los países del Sur son capaces de generar un esquema de integración a través de la especialización, debido a la diversidad productiva de las economías de la región. Todo ello, aunado al pasado común de los países sureños, han hecho que la SADC sea mucho más que un proceso de integración económica.

En el marco de la SADC, a la gran mayoría de los países miembros les fue encomendado la promoción regional de un sector económico en específico, aquel en el que cuentan con mayor capacidad técnica para desarrollarlo con mayor eficacia en comparación a sus vecinos. Este esquema de ventajas competitivas se ha concretado a través de la firma de numerosos protocolos. La gran ventaja de todo ello es que no se ataca directamente la soberanía de los 16 países involucrados, pero el ritmo de los consensos se ve entorpecido y es muy dependiente de la voluntad de los jefes de Estado. En muchas ocasiones, el espíritu regional no ha sido suficiente para poder avanzar más.

En cuanto a la integración económica como tal, en 1996 se firmó el protocolo de comercio, mismo que ha sido ratificado por 12 de los 16 miembros. En él, se creó un Área de Libre Comercio que eliminó el 85% de los aranceles en toda la región, siendo el tema de las reglas de origen de los productos textiles uno de los pocos temas polémicos.

A pesar de los esfuerzos por diversificar las economías regionales y de la voluntad de las naciones para transitar “hacia un futuro común”, todos los países siguen siendo dependientes del exterior y alrededor de la mitad de la actividad económica de la región es absorbida por Sudáfrica. Sin embargo, se trata de un esquema innovador, único en su tipo en África y con buenas perspectivas. Habría que estar muy pendientes de su evolución.

Sede de la Comunidad de Desarrollo de África del Sur (SADC) en la ciudad de Gaborone, Botsuana.
Sede de la Comunidad de Desarrollo de África del Sur (SADC) en la ciudad de Gaborone, Botsuana. Fotografía: Flickr

Mercado Común de África Oriental y Austral (COMESA).

Este organismo concentra países de dos regiones africanas, por lo que se trata de uno de los organismos de integración más complejos en cuanto a su funcionamiento. COMESA es, hasta el momento, una Unión Aduanera que inició sus funciones en 1994, que remplazó un Área de Comercio Preferencial que había existido desde 1981. Los países miembros de este organismo abarcan un corredor que parte desde Egipto y Libia en el norte, hasta Zimbabue en el Sur. El principal objetivo de este organismo es consolidar un espacio económico plenamente integrado.

Su tratado constitutivo presenta algunos elementos que la distinguen de otros organismos africanos. Por un lado, se permite que algunos países avancen más rápidamente que otros, de acuerdo a sus condiciones y características particulares. Por otro, se imponen sanciones a aquellas naciones que retrasen la implementación de programas ya acordados.

La ventaja de este esquema radica en que los países se ven altamente comprometidos para alcanzar las metas propuestas, pero por esto mismo también se ven presionados, lo que podría suscitar conflictos entre ellos. Otra debilidad radica en el gran tamaño y la diversidad del organismo.

Quizás este sea el organismo de integración africana que tiene las mejores posibilidades de alcanzar una independencia económica plena, pero se requiere una compleja y eficaz coordinación entre todos los países, además de establecer canales de comunicación y vinculación con los demás organismos regionales de África, sobre todo con la SADC y la EAC. De hecho, desde 2008 ya se encuentra establecido un Área de Libre Comercio entre las tres organizaciones, lo que representó en su momento el mercado intrarregional más grande de África, con 27 países.

A juzgar por su funcionamiento, COMESA es más una especie de coordinador de organizaciones que un organismo como tal, por ello, su influencia debe ser mayor dentro de sus Estados miembros, sobre todo en la creación de infraestructuras propias a lo largo de su territorio. De consolidarse, será un actor africano muy importante en los próximos años.

Comunidad Africana Oriental (EAC).

Bandera de la EAC. Fotografía: Wikimedia Commons

La EAC es una organización conformada por seis países de África Oriental, que comenzó sus funciones en el 2000. A diferencia de otras organizaciones africanas, la EAC no cuenta con un gran número de miembros, aspecto que facilita un mayor ritmo en los acuerdos, lo cual se ha materializado en la rápida transformación del organismo hacia etapas de mayor integración regional.

Sin duda se trata de un proceso exitoso y en pleno crecimiento, tras la adhesión de Sudán del Sur en 2016. A pesar de ello, Kenia es el principal dominador del mercado regional, del mismo modo que Sudáfrica lo es en la SADC y Nigeria en ECOWAS.

Desde 2010 la EAC es un Mercado Común, y trabaja para permitir el libre tránsito de bienes, capitales y personas. En este sentido, Kenia, Uganda y Tanzania tienen un pasaporte común. En materia comercial la EAC cuenta con medidas anti dumping, políticas y leyes en materia de competitividad y eliminación de tarifas al comercio. También ha firmado acuerdos comerciales con países como China y los Estados Unidos para acelerar la promoción del comercio y las inversiones en la región. Aparte del comercio, el Mercado Común incluye a los sectores de la agricultura, cultura, energía, ciencia, salud, turismo, seguridad, entre otros.

Como vemos, la EAC es un esquema de integración muy completo, resultado del trabajo en conjunto de sus países miembros. El ingreso de Sudán del Sur representa un gran reto para la organización, pues se trata de un país que atraviesa por un prolongado conflicto interno, lo cual podría comprometer un poco los esfuerzos del resto. El fin último de la organización es conformar una Federación Política, lo cual resulta muy ambicioso, pero no imposible a mediano plazo. Todo dependerá de la disminución de las asimetrías de desarrollo regionales, el logro de consensos políticos y la pacificación de la región.

La integración económica llevada a escala continental.

Estas seis organizaciones regionales constituyen los pilares de la integración africana. Como pudimos observar, los principales obstáculos radican en los conflictos internos o regionales no resueltos y en la debilidad estructural, productiva y tecnológica de las economías africanas. Pero no menos importante es la mala planeación y coordinación de las agendas regionales y la pertenencia múltiple de un país a dos o más organismos regionales. Por ejemplo, la República Democrática del Congo es miembro de la CEEAC, SADC y COMESA.

Los principales organismos de integración económica en África. Es común que un país pertenezca a dos o tres de estas instituciones.
Los principales organismos de integración económica en África. Es común que un país pertenezca a dos o tres de estas instituciones.

Dada esta situación, era cuestión de tiempo para que todos estos proyectos regionales converjan hacia uno solo de tipo continental. De hecho, este sueño de corte panafricanista es más antiguo que estos organismos. En abril de 1980, los miembros de la entonces Organización para la Unidad Africana elaboraron el Plan de Acción de Lagos. En dicho plan – que parte de la contradicción existente entre la riqueza natural de África con la pobreza de su gente – se propuso como meta la creación de la Comunidad Económica Africana (CEA) para el año 2000, proyecto que luego se aplazó para 2025.

El Plan de Lagos tropezó con muchas dificultades, y no pasó de las buenas intenciones. Los esfuerzos no han cesado. En 2003 se lanzó la iniciativa denominada “Nueva Alianza para el Desarrollo de África” (NEPAD, por sus siglas en inglés), y además desde 1964 está en funciones el Banco Africano de Desarrollo. Los resultados de ambos dejan mucho que desear.

Después de muchos fracasos y desilusiones, el primer paso hacia la constitución de la CEA ya se ha dado, con la firma el 21 de marzo de 2018 del Tratado por el que se establece un Área de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA, por sus siglas en inglés), que elimina los aranceles al 90% de los bienes, en una reunión celebrada en la ciudad de Kigali, Ruanda.

44 de los 55 miembros de la Unión Africana firmaron el tratado en esa reunión, a los que se les fueron sumando más países, hasta llegar a 52. Los tres países que más resistencia mostraban para sumarse al acuerdo fueron Benín, Eritrea y, sorprendentemente, Nigeria, la economía africana más grande. De éstos, solamente Eritrea continúa sin firmar el AfCFTA. Este ya es el acuerdo comercial más importante jamás logrado en el continente africano, puesto que entró en vigor el 30 de mayo de 2019, al cumplirse el requisito legal de que 22 países ratificaran el tratado.

La gran incógnita es si esta vez va a funcionar esta estrategia. Una de las interrogantes más importantes radica en el destino que van a tener el resto de las organizaciones regionales, sobre todo de las seis que hemos presentado. Lo más sensato sería realizar una reestructuración jerárquica de la integración regional continental, donde el AfCFTA sería el coordinador y, lejos de que desaparecer organismos, se tendrían que replantear sus metas, objetivos y funciones.

Pero el reto mayúsculo es la transformación económica. Hasta el momento, el comercio intraafricano representa el 18% de su comercio internacional formal. En el siguiente cuadro se presentan aquellos países con los mayores y menores niveles de intercambios comerciales en el continente de 2015 a 2017. Resalta el hecho de que, en general, las economías pequeñas son las que más exportan hacia otras partes de África, y aquellas que cuentan con importantes yacimientos de petróleo y otros recursos naturales, las que menos.

Fuente: DPW

Dadas estas cifras, se espera que esta proporción aumente progresivamente a partir de la firma de este tratado, que también aliviaría otros problemas, como la infraestructura, corrupción y burocracia. No obstante, hay mucho escepticismo en algunos países, principalmente por el efecto que traería el libre comercio en las industrias locales y al impuesto del 0.2 % sobre algunas importaciones aprobado en el seno de la Unión Africana para financiarse. Precisamente esta última situación es sobre la cual Nigeria se resistía a incorporarse al AfCFTA, dado el tamaño de su economía.

Este es, a grandes rasgos, el escenario y las instituciones en las que se desarrolla la integración económica y comercial en África. Tomando en cuenta el contexto internacional actual, la integración africana es fundamental, y para que sea realmente exitosa, se deben diversificar más las economías, lograr la pacificación completa del continente y promover la inclusión de la población más desfavorecida en el proceso de desarrollo económico mediante una mayor inversión en educación, salud, empleo, ciencia y tecnología. Existe el compromiso de que los países africanos avances juntos, pero solo con el paso del tiempo sabremos si esta fue una historia de éxito o de fracaso.


Carlos Luján Aldana

Economista Mexicano y Analista político internacional. Africanista por convicción y pasatiempo. Colaborador esporádico en diversos medios de comunicación internacionales, impulsando el conocimiento sobre África en la opinión pública y difundiendo el acontecer económico, geopolítico y social del continente africano, así como de la población afromexicana y las relaciones multilaterales México-África.

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