Vehículo en plena competición en el Rally Dakar de 1982. Fotografía: Wikimedia Commons.
Ante las dificultades cada vez mayores para celebrar el Rally Dakar en Sudamérica, los organizadores evalúan el regreso de la mítica carrera al suelo que la vio nacer. A continuación, las principales repercusiones que tendría ello en el continente africano.
El Rally Dakar es la competencia de automovilismo a campo traviesa (Rally Raid) más grande, importante y demandante del mundo. Tiene una duración aproximada de dos semanas, donde pilotos profesionales y amateurs se dan cita para obtener los prestigiosos trofeos que se otorgan, y de paso una bolsa de dinero nada despreciable de hasta 50,000 euros, dependiendo de la categoría en la que compitan. Actualmente el Rally se divide en cinco categorías distintas: motocicletas, cuadriciclos (quads), coches, autos tipo SxS y camiones. Durante la carrera, los pilotos deben sortear miles de obstáculos naturales en el trayecto, lo cual genera un alto grado de dificultad y peligrosidad.
El nombre del Rally se debe a que en sus inicios el Rally culminaba en la ciudad de Dakar, la capital de Senegal. En el año de 1977 el motociclista francés Thierry Sabine se perdió dos días en el desierto de Libia. Fue milagrosamente rescatado, y derivado de su experiencia decide organizar un nuevo recorrido que inicie desde París, pase por las ciudades de Argel, Agadez, y culmine en Dakar. Por esta razón en sus inicios esta prueba se llamó “Rally París-Dakar”. Un año después dio inicio la primera edición de esta prueba, que rápidamente conquistó aficionados por todo el mundo debido a los extraordinarios paisajes y a lo extremo de la prueba.
Los 30 años siguientes África fue escenario principal de este Rally. Sin embargo, en la edición del año 2008 el Rally fue suspendido a causa del asesinato de cuatro aficionados franceses y tres militares mauritanos, ocurridos días antes de la salida. Además, las autoridades francesas recibieron amenazas terroristas por parte de Al Qaeda a la competencia. Por ello, a partir del 2009 el Rally Dakar se trasladó a Sudamérica, particularmente a Argentina, Chile, Bolivia y Perú.
No obstante, los organizadores de la prueba están pensando seriamente en traer de vuelta el Rally a África, dado que en su edición 2019 Perú fue el único país de Sudamérica que decidió acoger la prueba. Sin embargo, las condiciones políticas y de seguridad actuales de África, particularmente en las regiones donde se celebraban las etapas de la carrera, no son mejores que hace diez años. Esta situación genera muchas dudas sobre los posibles beneficios que traería a los africanos la vuelta del Rally Dakar al continente. Si anteriormente los africanos no obtuvieron grandes réditos por la celebración de la competencia, ¿por qué habrían de obtenerlos ahora?
Lo cierto es que detrás del Rally Dakar hay numerosos intereses de todo tipo y, ante la imposibilidad de continuar en Sudamérica, hay mucha gente involucrada en el Rally que está dispuesta a asumir el riesgo de traerlo de vuelta a África.
Lo anterior en parte se debe a que las distintas competencias y categorías del automovilismo deportivo son mucho más que una simple diversión. Los principales constructores de vehículos, neumáticos y autopartes utilizan este tipo de pruebas para probar nuevas tecnologías, por lo que obviamente la realización de este tipo de carreras representa grandes oportunidades para ellos de aumentar sus ingresos y producir mejores vehículos para el mercado mundial.
Aunado a ello, numerosas marcas aprovechan la competición para promocionar sus artículos. En el caso del Rally Dakar, por ejemplo, la marca suiza Rebellion, fabricante de relojes y cronómetros, es uno de los principales patrocinadores del evento. También las empresas peruanas Civa (especializada en transporte de pasajeros y de carga) y Glacial (producción y venta de agua embotellada) se encontrarán presentes en el evento en este 2019.
Por otro lado, los países anfitriones del Rally también se han visto beneficiados mediante un impacto económico positivo en los sectores turístico, hotelero y gastronómico. En la edición de 2014 Argentina recibió 150 millones de dólares, Bolivia 62.3 millones y Chile 40 millones, cifras a las cuales habría que descontarles los gastos de organización y la parte que se llevan los organizadores.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. El Rally Dakar ha sido uno de los eventos deportivos más polémicos y criticados del mundo, y con justa razón. La principal queja radica en el daño al medio ambiente por el paso de los vehículos, con la consiguiente destrucción del patrimonio natural y cultural de los lugares por los que el Rally pasa.
Debido a que la dificultad de la carrera radica en que no existe un camino determinado por el cual los vehículos han de pasar, y por lo mismo deben descifrar la ruta más corta para llegar a la meta de cada etapa, es común que los pilotos se pierdan en los llanos y los desiertos. Ello podría significar daños a la ecología local de varias formas.
Una de ellas son las huellas en los suelos que dejan los vehículos que corren a toda velocidad, que en algunos de los casos pueden llegar a ser de varios metros de profundidad. En Argentina un grupo de ambientalistas y arqueólogos advirtieron que los conductores destruyen todo lo que se ponga en su camino, tanto flora y fauna local. Particularmente los camélidos son los que más sufren, ya que son animales acostumbrados a la tranquilidad, y el ruido de los motores les puede producir altos niveles de ansiedad y ataques al corazón.
En Chile, arqueólogos denunciaron que los competidores destruyeron geoglifos de miles de años de antigüedad, y el 44.5% de los sitios arqueológicos en el desierto de Atacama sufrieron algún tipo de destrozos, mientras que en Perú se advierte sobre una nueva destrucción de las líneas de Nazca, que son un conjunto de milenarias figuras dibujadas sobre el desierto de Perú. En 2013 un vehículo pasó por encima de una de ellas, y este año la prueba volverá a pasar cerca de esta zona. A pesar de que los organizadores han realizado numerosas iniciativas destinadas a proteger el medio ambiente, ninguna de éstas ha sido suficiente para frenar y reparar todo el daño que ya se ha causado.
Por otro lado, otra de las cuestiones polémicas en torno al Rally Dakar ha sido la muerte de más de medio centenar de personas a lo largo de su historia, así como una enorme cantidad de heridos, desde pilotos, organizadores, periodistas y aficionados. En una buena parte de estos accidentes se ven involucradas personas totalmente ajenas a la competición. Durante su celebración en tierras africanas se produjeron varias muertes de niños por atropellamiento, razón por la cual diversas Organizaciones no Gubernamentales exigieron el fin del Rally en el continente, que finalmente se dio, aunque por otro motivo.
Dados estos daños y efectos colaterales del Rally Dakar, se han levantado muchas voces que claman el fin de la competencia, y cada vez hay más resistencia en Sudamérica por parte de los gobiernos para albergar la prueba. Aunque todavía no es un hecho y se sigue evaluando la posibilidad de traer de vuelta el Rally Dakar a África, es preciso señalar las condiciones en la que la competencia se celebraría.
Como ya se mencionó, el antiguo trazado París-Dakar es totalmente irrealizable. La irrupción de las Primaveras Árabes, la crisis de ingobernabilidad en Libia, el control por parte del Estado Islámico y Al-qaeda de algunas zonas y la inestabilidad en el Norte de Malí a partir del golpe de Estado en 2012 hacen del territorio Norte y Occidente de África muy peligroso para todos. No obstante, el Sur del continente presenta tanto mayor estabilidad como terrenos propicios para la competencia. De hecho, ya comenzaron las pláticas con algunas autoridades de Angola, Namibia y Sudáfrica. Sin embargo, estos países no cuentan con la solvencia financiera que tienen los países sudamericanos para organizar el evento, por lo que gran parte de los gastos recaerían en los organizadores con el apoyo de Europa. Aun así, la legislación en materia ambiental en África es mucho más laxa que en Sudamérica, que puede ser un importante factor a considerar.
Pero, sin duda, el principal obstáculo radica en que África tiene otras prioridades mucho más importantes que organizar una carrera de Rally, más allá de los beneficios que le pudiera traer. Visto desde el prisma del colonialismo, el Rally Dakar utilizó el continente africano simplemente como terreno de juego donde los pilotos europeos se divertían. Los tiempos han cambiado, y ya no se puede pensar en que solamente una de las partes involucradas se lleve el mayor parte del botín, mientras que la otra no obtenga nada, o incluso se vea perjudicada.
Con todo, la realización del Rally Dakar en África sí tiene el potencial de traer beneficios para los países que se decidan a organizarlo en un futuro, sobre todo en materia de promoción turística y revitalizar algunos sectores de su economía. Pero antes se deberán realizar minuciosos estudios en materia ambiental, antropológica y cultural, de forma que tanto el patrimonio natural y cultural, como las comunidades autóctonas, no se vean afectados. Los organizadores tienen la última palabra.