Malí, Burkina Faso y Níger crean la Confederación de la Alianza de Estados del Sahel

Los líderes militares de Malí, Burkina Faso y Níger formalizaron su alianza mediante la creación de una Confederación que desafía a las organizaciones regionales africanas y la presencia de los países occidentales en África Occidental y el Sahel.

El pasado 6 de julio de 2024, en la ciudad de Niamey, Níger, se llevó a cabo la primera cumbre de la Alianza de los Estados del Sahel (AES), iniciativa creada por los representantes de Malí (Assimi Goita), Burkina Faso (Ibrahim Traore) y Níger (Abdourahmane Tchiani) con el objetivo de crear un frente subregional común para la defensa de sus intereses comunes, entre los que destacan la lucha contra el terrorismo yihadista y el rechazo a la influencia occidental y francesa en la región.

Esta reunión coincidió con la cumbre de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO o ECOWAS, por sus siglas en inglés), que se realizó en Nigeria, organismo al cual estos tres países renunciaron por no sentirse representados, bajo el argumento de que esta organización promueve políticas dictadas por potencias que se encuentran fuera de África. Con esta decisión, se prolonga el distanciamiento de este bloque tripartito con sus vecinos de África Occidental, y muestra una profunda división en el seno de la CEDEAO, bloque establecido hace casi 50 años.

De esta manera, la AES (conformada en septiembre de 2023), ha sido presentada y promocionada como una iniciativa panafricana que busca el resurgimiento y desarrollo del Sahel a través de nuevas asociaciones con actores internos y externos, entre los que destaca la presencia de Rusia, así como consolidar su independencia de Francia, antigua potencia colonial para los tres países, en el marco de la Françafrique.

No obstante, esta alianza tiene un sello sumamente militarizado, y su surgimiento fue posible gracias a la toma del poder encabezados por militares mediante golpes de Estado, debido a la incapacidad estatal para combatir la insurgencia terrorista, de dar soluciones a los profundos problemas económicos y de tachar de dañina la presencia francesa en su territorio, dado el fracaso de la Operación Serval.

El proceso se aceleró tras el golpe de Estado en Níger del 26 de julio de 2023, donde los militares nigerinos asaltaron la residencia del presidente Mohamed Bazoum, lo detuvieron y obligaron a renunciar. Pero lo más sobresaliente del asunto es que la mayor parte de la población civil de estos países apoya las acciones de los militares, debido al sentimiento antifrancés y las promesas de cambio no cumplidas.

Todo esto dio lugar al establecimiento de gobiernos militares de transición, y dadas las semejanzas en los acontecimientos políticos en estos tres países, éstos mantienen desde entonces una estrecha cooperación en todos los ámbitos, apoyándose mutuamente.

En la reunión de Niamey se eligió al coronel maliense Assimi Goita como líder de la Confederación, que firmó un pacto para crear un parlamento regional y un banco, similares a los que se propone la CEDEAO, y también los líderes se comprometieron a sumar sus recursos militares para combatir la inseguridad y cualquier tipo de amenaza externa. Estos objetivos son bastante ambiciosos, y no se prevé que se cumplan a corto plazo.

Por otro lado, la CEDEAO ha advertido de una desintegración tras el nacimiento de la AES, lo que implicaría la perdida de financiación y obstaculización de los objetivos de integración regionales y continentales, y a pesar de que el recién electo presidente de Senegal Bassirou Diomaye Faye ha declarado que una reconciliación con los tres países amigos del Sahel es posible, en estos momentos no existen las condiciones para ello.

Malí, Burkina Faso y Níger se encuentran en la lista de los países más pobres del continente africano y del mundo, y son precisamente los que registran el mayor número de víctimas a causa de atentados terroristas perpetrados en el Sahel por parte organizaciones terroristas yihadistas.

Pese a ello, sus territorios guardan en abundancia recursos naturales estratégicos, entre los que destacan el oro, petróleo y uranio, lo cual los vuelven atractivos a los ojos de las principales potencias mundiales. Y aunque la AES es una iniciativa soberana que busca la autosuficiencia, su excesiva militarización, así como la falta de legitimidad a nivel externo y de garantías para el pleno goce de los derechos y libertades fundamentales, son debilidades importantes que podrían llevar al fracaso a esta alianza, tal como sucedió con el G5 del Sahel.

Con información de Atalayar.


Carlos Luján Aldana

Economista Mexicano y Analista político internacional. Africanista por convicción y pasatiempo. Colaborador esporádico en diversos medios de comunicación internacionales, impulsando el conocimiento sobre África en la opinión pública y difundiendo el acontecer económico, geopolítico y social del continente africano, así como de la población afromexicana y las relaciones multilaterales México-África.

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