
Durante siglos, la población afrodescendiente en el territorio mexicano se mantuvo en silencio, expectante de lo que ocurría a su alrededor. Hoy finalmente sus voces son escuchadas, pero falta un largo camino por recorrer en materia de reconocimiento, desarrollo y justicia social.
El pasado 27 de junio de 2024, el pleno del extinto Instituto Federal de Telecomunicaciones aprobó la primera solicitud de concesión de radiodifusión de uso social afromexicana en favor de la Asociación Civil Coconatu Colectiva de la Costa de Oaxaca Ña’ a Tundaa, convirtiéndose así en la primera estación de radio comunitaria con carácter afrodescendiente del país, a través de la frecuencia 107.3 MHz FM en la localidad de San Marquitos, Villa de Tututepec, Oaxaca.
Este acuerdo representó un auténtico hito en el reconocimiento de la comunidad afrodescendiente en el país, no solamente por el hecho de que se trata de la primera estación de radio afromexicana, sino también – y más importante – por la obtención de un espacio donde sus voces podrán ser escuchadas.
Sin duda, este es un primer paso fundamental para que los integrantes de esta comunidad accedan a más oportunidades de desarrollo y bienestar social, así como promover y difundir su cultura, usos y costumbres.
En estos tiempos, donde el internet y las tecnologías de la información y comunicación son cruciales para informarnos y comunicarnos en tiempo real, pudiera parecer que una estación de radio es obsoleta para las necesidades actuales.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH), los usuarios de radiofonía se estiman en 37.2 millones, una cifra importante, pero con 3 millones de radioescuchas menos con respecto al año anterior.
No obstante, los costos del internet siguen siendo altos y poco accesibles para la población de escasos recursos, y en el caso específico de la costa chica de Oaxaca, la presencia de medios de comunicación regionales es escasa, por lo cual la radio es una excelente opción para los habitantes de sus municipios.
De esta manera surgió la idea de “Voces Afromexicanas”, un proyecto que puede definirse como comunitario, feminista, indígena y, por supuesto, afromexicano.
De acuerdo con Yolanda Camacho, directora del proyecto, su principal objetivo es la revalorización de la identidad afrodescendiente, así como el fortalecimiento y el empoderamiento de las mujeres, identificando en la comunicación un eje fundamental para la defensa de derechos.
Desde el nacimiento de la fundación, en 2014, además del activismo afrodescendiente, las principales actividades están enfocadas en promover la historia y la identidad afromexicana, sobre todo en aquellos campos en los que las mujeres afromexicanas participan de forma activa, como la herbolaria y la gastronomía.
Desde 2017 la colectiva solicitó licencia de radiodifusión al IFT, misma que le fue negada en primera instancia debido a la falta de solidez técnica de su propuesta. Pero insistieron.
A partir del 2019, año en el que se reformó el Artículo Segundo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para incluir a las comunidades y pueblos afromexicanos como parte de la composición pluricultural de la nación, la legislación nacional se ha venido transformando para dar paso a la inclusión de esta comunidad en las diversas políticas públicas implementadas por las instituciones gubernamentales.
Por ejemplo, la aprobación de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR) el 16 de julio de 2025 incluye, en su Artículo 87, el reconocimiento que el pueblo afromexicano tiene derecho a ser titular de las concesiones reservadas para uso social e indígena que la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones (que sustituye al IFT) administra.
Anteriormente, el propio IFT incluyó al “pueblo afromexicano” en el Programa de Promoción y Fomento de la Radiodifusión Comunitaria e Indígena (“ProRadio”) 2023, y el 1 de abril de 2024 la Secretaría de Gobernación (Segob) publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el Decreto por el que se reforman diversos ordenamientos en materia de pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas, una deuda histórica con la que se hizo explícito el reconocimiento de derechos del pueblo afromexicano en múltiples áreas del gobierno mexicano.
Todo ello coadyuvó para que, diez años después de su fundación, y siete de su primer intento, Voces Afromexicanas obtuviera la primera concesión de radio para uso exclusivo social afromexicana, que finalmente estará al aire el próximo 22 de noviembre de 2025, después de mucha insistencia y expectación entre sus socias, colaboradores, audiencia y autoridades de los tres niveles de gobierno.
Durante este periodo de imposibilidad transitoria, Voces Afromexicanas ha realizado transmisiones vía Facebook desde la Agencia Municipal de Policía con micrófonos, computadoras y una mezcladora básica que fue donada por una fundación estadounidense.
En estas transmisiones han producido contenido en el cual se da a conocer, además de la historia, cuentos y leyendas de la región, aquellos campos en los que las mujeres afromexicanas destacan: la gastronomía y la medicina tradicional, compartiendo recetas de cocina y prácticas herbolarias que se han heredado de generación en generación. Esto nos da una idea de cómo serán sus producciones y contenidos radiofónicos.
Pero también realizan activismo, y Voces Afromexicanas funge como enlace entre el pueblo de Villa de Tututepec y el resto del país, papel que se demostró cuando solicitó apoyos y ayuda a los damnificados por el huracán Erick, que golpeó las costas de Oaxaca en junio de 2025.
Esto es solo una muestra de su potencial para tener un impacto significativo en su comunidad. En palabras de Yolanda Camacho, su líder, el principal reto que han tenido es “bajar recursos a las comunidades”. Sin embargo, dijo que eso, hasta ahora, “no nos imposibilita”.
Al ser la primera estación de radio comunitaria con carácter afromexicana, Voces Afromexicanas carga la responsabilidad de ser la voz principal de toda la comunidad afrodescendiente del país, alarmando sobre sus necesidades e injusticias, aunque su población objetivo sea el pueblo afromixteco.
Esta labor es extenuante, considerando que, en un reciente informe, el Gobierno de México declaró que una de cada seis personas afrodescendientes en el país es analfabeta, lo cual representa casi el triple de la tasa a nivel nacional, siendo las mujeres menores de 15 años las más afectadas.
Ante ello, el siguiente paso es que Voces Afromexicanas crezca como proyecto, fortalezca su equipo de trabajo y amplié sus contenidos. Su ejemplo tiene que inspirar la creación de otros proyectos similares a lo largo del país. La comunidad afromexicana es heterogénea, y como tal, una sola voz resulta claramente insuficiente para exigir y demandar sus libertades, derechos y necesidades. Es el momento preciso para que la comunidad afrodescendiente de México haga escuchar sus voces, en una misma dirección, y enviarle un mensaje contundente al resto de las comunidades de México: que siempre han estado ahí.
Por lo pronto, Voces Afromexicanas ha conseguido situar en el mapa a Villa de Tututepec, considerado el pueblo más antiguo del Estado de Oaxaca, que tiene el potencial turístico necesario para atraer visitantes nacionales e internacionales con sus playas, gastronomía, artesanías y su cultura con un marcado carácter afromexicano.
Pero antes tiene que superar sus principales obstáculos: la pobreza, desigualdad y la condición de vulnerabilidad que presentan la mayor parte de sus habitantes, y tener un medio de comunicación comunitario es un buen punto de partida para comenzar a impulsar una verdadera transformación social, que si bien por sí mismo no traerá beneficios en automático, sí puede impulsar acciones y políticas para avanzar en su reafirmación cultural, bienestar comunitario y desarrollo social.
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