La cooperación entre China y los países africanos es uno de los aspectos geopolíticos más importantes de la actualidad. Esta relación ha adquirido tintes de estratégicos para ambas partes, y ha sido un asunto ampliamente debatido, comentado y polémico dentro de los ámbitos académicos, políticos y empresariales. Neocolonialismo o ayuda desinteresada, ahí está el dilema. A continuación intentaremos aclarar algunas facetas sobre este importante tema y tener más claridad sobre el mismo.
¿Cómo y cuándo se dieron los primeros acercamientos entre China y las naciones africanas?
Está documentado que los primeros contactos entre China y África datan de por lo menos 600 años, pero estos vínculos nunca fueron demasiado importantes, hasta hace poco. Podría decirse que las primeras influencias chinas que permearon el continente africano fueron las ideas de la revolución cultural que encabezó Mao Tse Tung, que inspiraron las luchas por la independencia de los países africanos.
La Conferencia de Bandung (que dio origen al Movimiento de los Países no Alineados) fue el marco donde se dieron los primeros acercamientos políticos entre China y unos países africanos ya independientes, pero económica y comercialmente hablando, la serie de reformas que China emprendió a partir de 1978 fue realmente el comienzo de la presencia china en el continente y en su despegue como una de las principales potencias mundiales.
De esta forma, los chinos se propusieron reconstruir la grandeza de sus antiguos imperios y dinastías. Gradualmente las mercancías e inversiones chinas han penetrado en todo el mundo, aunque su consolidación en África tuvo que esperar un tiempo.
¿En qué momento las relaciones entre estas regiones se formalizaron y aceleraron?
El momento clave de la relación China-África lo situamos en mayo 1996, cuando el entonces presidente chino Jiang Zemin visitó varios países africanos, en donde se sentaron las bases y los principios para impulsar relaciones e intercambios más formales entre su país y África, bajo la retórica de la defensa de los intereses de los países del “Tercer Mundo” ante el mundo desarrollado y con el propósito de lograr juntos una reforma a las principales instituciones globales.
Los chinos aprovecharon la dinámica global de la post-guerra fría, donde el interés por los asuntos africanos pasó a un segundo plano para las potencias económicas occidentales. De este modo, la política de Jiang desembocó en un acuerdo para la creación del Foro de Cooperación China-África en octubre del 2000. Y desde entonces, los contactos entre China y África han subido como la espuma.
¿Por qué actualmente son tan importantes los vínculos entre China y África?
Principalmente, por la magnitud y el volumen de las transacciones económicas que se intercambian entre estas dos regiones. De acuerdo con el Portal Xinhua, estas son algunas de las estadísticas claves de los lazos económicos que China ha logrado construir en África:
- De 1978 a 2017, el comercio con África se incrementó en más de 200 veces, llegando a una cifra de 170 mil millones de dólares.
- La inversión china en el continente africano asciende a más de 100 mil millones de dólares. China es el mayor contribuyente de inversión extranjera directa en África, superando a Europa y los Estados Unidos.
- Alrededor de 3,100 empresas chinas de distintos sectores han invertido en África, creando de esta forma más de 130 mil empleos de 2005 a 2016.
- Recientemente China anunció la creación de más planes para la construcción de infraestructura, modernización agrícola y creación de zonas económicas y parques industriales en más de 20 países africanos.
Además de esto, China es el principal país de origen de las importaciones de 38 países africanos, y en consecuencia, muchos de ellos cuentan con una dependencia económica importante con el gigante asiático. En el siguiente mapa se desglosa de manera visual aquellos países que exportan más de China, tomando en cuenta el valor de las mercancías exportadas.
Todas estas cifras bastan para resaltar la enorme importancia que representa China para África, mientras que por su parte, para el gobierno de Beijing representa una importancia crítica el mantenimiento y reforzamiento de sus vínculos con los africanos. De esta forma, China y África se están apoyando mutuamente para cubrir sus necesidades.
De esta manera, los chinos han encontrado en África un gran apéndice de su economía, y se han convertido para los africanos en su principal inversor, socio comercial y aliado, representando una válvula de escape tanto para sus productos (dentro de un mercado africano en plena expansión) como para su numerosa fuerza de trabajo, entre otros aspectos.
¿Bajo qué principios se mueve esta relación?
Más allá de los beneficios económicos, tanto China como África han obtenido importantes logros de manera indirecta en los ámbitos políticos, diplomáticos y en materia de seguridad, todo bajo un pragmatismo que bien podríamos denominar como “salvaje”. Ello se debe a que las políticas chinas para África están organizadas exclusivamente en estos cinco puntos:
- Amistad confiable.
- Igualdad en soberanía.
- No intervención en asuntos internos.
- Desarrollo mutuamente benéfico.
- Cooperación internacional.
Con base en estos puntos, el único requisito que China pide a los africanos para que sean beneficiarios de su ayuda, comercio e inversiones es el apoyo a la tesis de “una sola China”, refiriéndose a sus conflictos locales con Taiwán, Tíbet y Xinjiang. De este modo, siempre y cuando se cumplan puntualmente los cinco puntos anteriores, chinos y africanos se mueven bajo un espacio muy cómodo, importando poco todo lo demás.
¿Cuál es el verdadero interés que tienen los chinos en África?
Son varias las razones por las que China está tan interesada en África, que van desde aspectos culturales hasta aquellos relacionados con la seguridad mundial. Por supuesto que también esta relación tan estrecha está conectada con la competencia y el acceso a las materias primas y recursos naturales que China tanto necesita para sostener su crecimiento económico.
No es casualidad que los mayores flujos de inversiones chinas vayan hacia los países que cuentan con reservas de hidrocarburos, como Guinea Ecuatorial, Angola, Nigeria, Sudán, y más recientemente, Kenia. De igual forma, también demanda fuertes cantidades de otros recursos naturales y minerales, como cobalto, platino y cobre. Pero no solo está interesado en los países productores de este tipo de recursos.
El gobierno chino se encuentra en la búsqueda de plataformas portuarias y bases navales a lo largo del Océano Índico para hacer más eficiente sus operaciones comerciales y logísticas, para lo cual se ha apoyado en varios puntos estratégicos dentro de África, como Djibuoti, Mauricio e Islas Seychelles, en el marco del proyecto del “Collar de Perlas”.
Pese a todos los beneficios que obtiene, hay que decirlo con todas sus letras: las prácticas que China realiza en África no son muy distintas a las del viejo modelo colonial. No obstante, existen muchos matices dentro de esta relación que vuelven más compleja la realidad. Los chinos han establecido un modelo menos rígido y más compatible con las particularidades de las naciones africanas, por lo que éstas cuentan con mayor autonomía y mayor margen de maniobra, a diferencia del colonialismo europeo.
¿El crecimiento económico de China en los últimos años se deben, en parte, a sus operaciones en África?
Sí, los chinos se han beneficiado enormemente a través de su vinculación con los africanos, pero el efecto también es a la inversa: las altas tasas de crecimiento económico que registran algunos países africanos se deben en parte gracias a las cuantiosas inversiones chinas en su territorio y economía. Sin embargo, hemos de hacer algunas precisiones al respecto.
Se elaboró un par de modelos por separado en los cuales se intentó explicar el crecimiento económico de China con base en su contraparte para África Subsahariana, y viceversa, manteniendo lo demás constante. Los resultados indican que, en términos reales, un aumento del 1% en el PIB de África Subsahariana se traduce en un aumento del 7.44% en el PIB de China. Por su parte, un aumento del 1% en el PIB de China tiene un impacto de 0.13 en el PIB de África Subsahariana en conjunto.
A partir de una mirada retrospectiva, el crecimiento económico de las economías africanas, especialmente visible en algunos países ricos en recursos naturales, responde a un esquema fuertemente dependiente de los precios de exportación de algunas materias primas, en donde en los periodos donde se mantienen altos coinciden con las tasas de crecimiento más altas, como en la primera década de los años 2000.
Dentro de este contexto, los efectos de los intercambios comerciales e inversiones chinas en las economías africanas son contradictorios. Por un lado, las inversiones han favorecido la creación de empleos, concentrados en los sectores vinculados a la energía, los recursos naturales y la creación de infraestructuras. Pero en cuanto a las manufacturas, la competencia entre empresas chinas y africanas ha retrasado y arruinado los esfuerzos de industrialización en algunos países, mientras que éstos siguen exportando materias primas, insumos y recursos naturales para satisfacer las necesidades del mercado interno chino, cada vez más sofisticadas ante el crecimiento de su clase media.
Sin los bienes que les proveen los africanos, las industrias chinas no podrían sobrevivir, a pesar de que el territorio chino es amplio, y en este sentido, África representa un socio clave para ellos, aunque no el único. Con todo, las inversiones chinas en África no representan ni la mitad del monto total de lo que invierten en Europa y el resto de Asia.
¿Quién gana más, los africanos o los chinos?
Por lo menos a un alto nivel, se trata de una relación ganar-ganar, por donde se le vea. La política de no intervención en asuntos internos es sumamente atractiva para muchos presidentes africanos que desean mantenerse en el poder. Más de un régimen represor ha logrado sobrevivir gracias a los vínculos económicos con los chinos (como el caso de Guinea Ecuatorial y Sudán), lo que marca una diferencia importante con las antiguas metrópolis europeas, quienes obligan a sus antiguas colonial a someterse a sus directrices para recibir inversiones y ayuda. Es por esto que muchos gobiernos africanos se encuentran tan felices y satisfechos bajo este escenario con los chinos.
Sin embargo, para el grueso de los pueblos africanos la cosa cambia radicalmente. Muchos no han visto mejoras en su situación y, por el contrario, sufren efectos colaterales derivado de las inversiones chinas, como despojo de tierras a los campesinos y sobreexplotación laboral. Por esto, es claro que son los chinos quienes obtienen mayores ventajas sobre los africanos. Y dados los resultados de los modelos que con anterioridad citamos, en términos económicos China es el principal ganador en esta relación, y por mucho.
¿Qué dificultades se ha enfrentado China en su “conquista de África”?
Obviamente no han faltado quienes critiquen fuertemente los términos actuales en los que se desarrolla la relación China-África, y razones no les faltan. Conforme se han acelerado las relaciones con los chinos, cada vez más especialistas ponen en tela de juicio las verdaderas intenciones de los chinos en África, y estos argumentos comienzan a adquirir fuerza en el seno de los gobiernos y Estados africanos.
Sin embargo, China goza de un respaldo casi unánime de los países africanos. Solamente el pequeño reino de Eswatini (antigua Suazilandia) reconoce a Taiwán, y mantiene una sólida cooperación con ellos. Sin embargo, la relevancia de este Reino es muy escasa como para los chinos se preocupen.
Hace poco ocurrió un hecho que reveló la verdadera dimensión y dependencia de los países africanos hacia los chinos: el entonces candidato para la presidencia de Sierra Leona, Julius Maada Bio, preocupado por la cada vez mayor influencia china en su país, prometió ponerle un alto a los chinos. Pero cuando asumió la presidencia se dio cuenta de las consecuencias que podría traerle desprenderse de los apoyos provenientes del país asiático. La realidad del país le alcanzó, y lo obligó a retractarse y tragarse sus palabras.
¿Por qué los africanos están contentos con su alianza con China, acaso obtienen más beneficios de los que nos imaginamos?
Los países africanos han visto crecer sus economías de forma nunca antes vista, en gran parte gracias a las inversiones chinas. Y ante el olvido a los ojos del resto del mundo, los africanos han encontrado en los chinos a un socio poderoso a quien recurrir, por lo que su acercamiento al continente fue recibido bastante bien.
Lo más irónico es que a los chinos no tuvieron que pagar un alto costo para establecerse en África. La cosa es más sencilla de lo que parece: China le da a los países africanos lo que quieren y lo que necesitan, sin escatimar mucho. Poco importa si se trata de la construcción de una fábrica, un hospital, una escuela, una línea de tren de alta velocidad, una residencia de lujo para un dictador o un estadio de fútbol. Llegaron a África para hacer negocios, independientemente de qué país se trate y cómo se comporte, siempre y cuando acepten sus condiciones. A los chinos no les gusta ni les conviene ser moralistas.
¿De qué manera pudieron los chinos penetrar en un territorio que, históricamente, ha sido el “patio trasero europeo”?
Como ya se mencionó, la retórica de la Cooperación Sur-Sur tuvo mucho que ver en esto. Pero también influyó muchísimo el hecho de que China no contaba con antecedentes coloniales en África, cuestión que astutamente ha sabido explotar.
China fue el primer país que tuvo la visión de que África se convertiría en la región más dinámica durante los próximos años, y su ejemplo hizo escuela: varios países están comenzando a acercarse a África, como India, Rusia, Brasil, Corea del Sur y los Emiratos Árabes Unidos, pero ninguno de éstos se ha acercado a los niveles de cooperación que tienen los chinos, quienes, con todo, han tenido que lidiar y compartir terreno con la aún notoria y poderosa influencia europea en prácticamente todos los rincones de África. La françafrique y la Commonwealth son los principales bastiones del poder de decisión aún tienen los europeos sobre el destino de los países africanos.
Claramente a los chinos no les conviene confrontarse con los europeos, por lo que han tenido que apechugar y ceder algo de espacio. Pero tienen muy bien identificado el punto débil de los países africanos, que son sus problemas de deuda externa y de liquidez, por lo que no duda en otorgar préstamos bajo términos preferenciales para los africanos. El “sacrificio” vale mucho la pena.
De esta forma, incrementan su influencia en África y van desplazando lentamente a los europeos. Pero, si bien la cultura occidental es incompatible con las tradiciones y costumbres africanas, lo mismo podríamos decir con respecto a la cultura china, salvo contadas excepciones en Sudáfrica y parte de la costa oriental del Océano Índico. Este aspecto puede causarle futuros dolores de cabeza a los chinos.
¿Qué efectos, impacto y consecuencias ha tenido la relación China-África en la economía y geopolítica mundial?
Esta relación, en pocos años, ha revalorado la enorme riqueza del continente africano. Son muchos los efectos y consecuencias que podríamos enumerar, algunas de ellas ya descritas. Pero lo trascendental aquí es el impacto que tendrá en los próximos años.
Dada la coyuntura internacional actual, la economía mundial se encamina a una nueva disputa de tipo económica, comercial y financiera entre un bando occidental y no occidental, liderados por Estados Unidos y China respectivamente. Los funcionarios chinos nunca se han entendido con sus similares norteamericanos. Ambos tienen una visión del mundo y de las cosas totalmente contrarias, son como dos computadoras con distintos sistemas operativos.
En el marco de este conflicto, África representa un aliado incondicional de los chinos, quienes buscan incrementar su presencia en el continente para asegurar recursos y apoyo, mientras que los norteamericanos llevan las de perder en este frente. A diferencia de Europa, Estados Unidos no ha tenido un amplio respaldo en ningún aspecto en África, salvo en Liberia, o al menos no en comparación con América Latina.
Por todo ello, y bajo el escenario actual de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, no es tan difícil deducir hacia qué bando se inclinarían los africanos.
¿Hacia dónde va y cuál será el futuro común entre los chinos y los africanos?
Tomando en cuenta todo lo anterior, resultan más evidentes y obvios los escenarios futuros para China y para África a través de su estrecha cooperación. Solo agregaremos algo más. Hasta el momento, China ha sido el actor que ha escrito las reglas del juego. Los africanos, en franca desventaja, han tenido que aceptar las condiciones de los chinos, y aunque algunas de ellas les favorecen, se ven en ocasiones atados de manos.
Esta situación tendrá que revertirse para los africanos, quienes deberán de encontrar alguna manera de que su relación con los chinos sea más equitativa y justa para todos. Y esto solo se logrará mediante un profundo cambio social, económico y político de sus países.
Los africanos deberán definir por sí mismos el mejor proyecto de desarrollo para sus naciones y sus pueblos. Nadie más deberá intervenir, la dominación y explotación colonial fue una experiencia amarga que nunca más se deberá repetir. Esa es la clave, fortalecerse internamente para competir externamente. Depender de otros no es el camino, apoyarse en otros, sí.