México y Etiopía son dos países extraordinarios, ambos con una larga e interesante historia. A pesar de la distancia que los separa, han sido protagonistas de una amistad en la que se han apoyado para impulsar la lucha anticolonial, la justicia y los intereses de los países en desarrollo. Aunque en los últimos tiempos la relación cayó en el olvido, aún se puede rescatar y reforzar.
De todos los países del continente africano, Etiopía es aquel con el que México ha estrechado lazos de amistad más sólidos. A su vez, éste fue también el primer país africano con el que nuestro país estableció relaciones diplomáticas. A pesar de que son dos naciones distintas la una de la otra, su relación ha pasado por momentos muy gratos a base de intercambios que resultaron fructíferos para ambas partes.
En los siguientes párrafos se describen brevemente algunos de los pasajes más significativos que han protagonizado estos pueblos, que en su lucha por la defensa de su soberanía, se han apoyado mutuamente para impulsar el desarrollo de las regiones menos favorecidas.
El primer encuentro entre el águila azteca y el león etíope.
Nos remontamos al año de 1935. Por aquel entonces, el continente africano ya había sido repartido entre las principales potencias europeas, y quedaban ya pocos territorios por conquistar. Uno de ellos era Etiopía, la cual fue objeto del deseo de la Italia fascista de Mussolini, quien buscaba tomar revancha de la vergonzosa derrota sufrida en 1896 durante la Batalla de Adua, donde los italianos no pudieron tomar el país. En su afán de revanchismo, Mussolini envío a su ejército para apoderarse de Etiopía.
Italia ya era poseedora de los territorios de Eritrea y Somalia, por lo que Etiopía era para ellos un obstáculo para expandir su zona de influencia sobre la zona conocida como el Cuerno de África. La ofensiva italiana fue muy fuerte. Su superioridad militar obligó al emperador etíope Haile Selassie a huir a Londres, donde pidió apoyo a la Sociedad de Naciones – antecedente de la actual ONU – para denunciar la ocupación de su país.
Es ahí donde México entra en escena. A pesar del poco apoyo que recibió el emperador a sus súplicas, el entonces gobierno cardenista fue el primero que denunció la arbitraria ocupación de Etiopía y clamó por la pronta restauración de la soberanía etíope. Este gesto por parte del pueblo de México fue algo que Haile Selassie no olvidó jamás.
Glorietas y estaciones de trenes.
Fue hasta 1941 cuando tropas inglesas y sudafricanas liberaron a Etiopía de los italianos, por lo que el emperador pudo volver a su país. Trece años más tarde, en 1954, Haile Selassie visitó México, convirtiéndose en el primer Jefe de Estado africano en venir al país. Agradeció el apoyo incondicional brindado por México a su patria. Fue recibido con honores por el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines, y su visita fue muy difundida en aquel tiempo. El emperador etíope visitó varios lugares emblemáticos del centro del país, como la Basílica de Guadalupe y las pirámides de Teotihuacán.
Pero lo más significativo fue la inauguración por el emperador de una glorieta en la Ciudad de México que tomó el nombre de “Etiopía”, ubicada en el cruce de Avenida Cuauhtémoc y el Eje 4 Sur Xola. En correspondencia, Haile Selassie prometió realizar una igual en Addis Abeba, capital de Etiopía, la cual fue concluida cuatro años más tarde. De esta forma, ambas naciones sellaron su amistad y hermandad.
Exposición permanente dedicada al emperador Haile Selassie y su visita a México en 1954 dentro de la Estación Etiopía del Sistema de Transporte Colectivo (STC) de la Ciudad de México.
A partir de entonces, México y Etiopía impulsaron numerosos proyectos juntos, sobre todo en el ámbito cultural, en donde destaca la creación del Instituto Mexicano Etíope de Amistad y Cultura, la donación de varias palmeras traídas de Etiopía que aún decoran el paisaje urbano de la Ciudad de México y la difusión de aspectos de la cultura etíope en la radio mexicana. Por su parte, la “Plaza México” en Addis Abeba llegó a albergar una réplica de la colosal cabeza olmeca.
Hacia 1963 fueron abiertas las embajadas en ambas capitales. Sin embargo, por momentos las relaciones entre ambas naciones no fueron tan cordiales. El motivo principal fueron discrepancias y falta de apoyo en los organismos internacionales. No obstante, el principal pilar de la relación México-etíope fue – y quizás aún lo es – el emperador Haile Selassie.
El motivo es que este emperador está rodeado de una mística increíble. Según cuenta la leyenda, los orígenes del reino y los emperadores de Etiopía se remontan al Rey Salomón y la Reina de Saba. Aunado a ello, Haile Selassie es identificado por el movimiento rastafari como una divinidad. No por nada, su visita a México fue catalogada como muy importante en su momento.
Sin embargo, en 1974 Haile Selassie fue obligado a renunciar a su cargo, y un año después muere por causas misteriosas. Con ello, la dinastía imperial en Etiopía llega a su fin, y su lugar lo toma un gobierno de inspiración soviética. Desde entonces, las relaciones e intercambios entre ambos países disminuyeron significativamente. Sólo en momentos de crisis y tragedias volvían a encontrarse, como en las sequías que asolaron a Etiopía en las décadas de los 80 y 90, donde el gobierno mexicano donó semillas y alimentos al país africano, y en el terremoto de 1985 en el centro de México, cuando Etiopía desembolsó una cantidad de dinero para los damnificados.
En 1989 la embajada de Etiopía en México cerró. El gobierno mexicano justificó este hecho por falta de presupuesto, mientras que la de México en Etiopía también cerró más adelante. Con esto, la amistad con Etiopía cayó aún más en el olvido. A finales de los 70 la glorieta de Etiopía fue desaparecida para dar paso a una estación subterránea del metro, que tomó el nombre de “Etiopía”. Ese fue el único legado que quedó de la visita del emperador años antes. Por su parte, la glorieta de México en Addis Abeba permaneció en pie algún tiempo más. Sin embargo, el caprichoso destino quiso que también fuera demolida en 2015 por la misma causa: la construcción de un tren ligero elevado que pasa justo en la glorieta, que cuenta con una “Estación México”. El caótico paso de la modernidad provocó una metamorfosis en los símbolos de esta amistad.
Intercambios económicos, la última frontera.
Si bien en el terreno cultural, diplomático y arquitectónico México y Etiopía han realizado muchos intercambios juntos, no podemos decir lo mismo en los planos económico y comercial. En gran parte esto se debe a que nuestras dos naciones se encuentran literalmente al otro lado del mundo.
En 2007 México reabrió su embajada en Etiopía, mientras que el país africano mantiene un Consulado Honorario en México y está representado de manera concurrente en Washington. Esta reapertura fue muy importante, ya que, además de tener representación en el país que alberga la sede de la Unión Africana, existe la intención de ambas partes de acelerar el comercio, aunque en la actualidad éste sigue siendo muy limitado. De acuerdo con datos de la Secretaría de Economía , en 2017 el valor del comercio total con Etiopía contabilizó 7.30 millones de dólares, lejos aún del monto con otros países africanos. México importa de Etiopía principalmente semillas de sésamo (ajonjolí), mientras que exporta diversos productos químicos. A pesar de ello, el potencial de los intercambios comerciales da para mucho más que eso.
Etiopía es el segundo país africano más poblado, y también de los más grandes en cuanto a la extensión territorial. En los últimos años, el crecimiento económico de este país promedia 11 % anual, sustentado en la agricultura, la industria y las inversiones extranjeras, principalmente chinas, y guiados por un modelo económico inspirado en los éxitos económicos de los países asiáticos. A pesar de que todavía tiene muchos desafíos y problemas que atender, Etiopía tiene un mercado interno en plena expansión, que puede ser aprovechado para impulsar el consumo de bienes mexicanos. A su vez, los etíopes pueden beneficiarse a través de flujos de inversiones mexicanas.
El atractivo del mercado etíope se ha vuelto aún mayor debido a los últimos acontecimientos que han ocurrido en el país: desde que Abiy Ahmed fue elegido como Primer Ministro, el país ha dado pasos importantes para asegurar una mayor justicia, democracia y paz, tras la liberación de presos políticos, acercamientos con la oposición política y el inicio de pláticas con el vecino país de Eritrea, territorio que anteriormente pertenecía a la jurisdicción de Etiopía y con quien libró una larga guerra. México debe aprovechar esta dinámica interna en el país etíope para acercarse de nuevo a él, pero esta vez con mayor fuerza y amplitud, algo que sin duda alguna puede lograr si se rescata el espíritu de hermandad que alguna vez unió a estos países.
Conclusiones y perspectivas futuras de la relación México-etíope.
Como vemos, la historia de esta relación bilateral está llena de pasajes de todo tipo, misma que es digna de contarse y que constituye el ejemplo perfecto de que África ofrece muchas oportunidades para que México obtenga una mayor proyección internacional. Sin embargo, la estrategia por parte de México para acercarse más al continente africano deberá ser definida con cuidado, calculando riesgos y beneficios para evitar conflictos con los africanos. De todas maneras, una posible política de amistad hacia África por parte de México seguramente sería vista con mucho agrado por los actuales dirigentes y Jefes de Estado africanos.
En el caso particular de Etiopía, México tiene antecedentes gloriosos a su favor, por lo que los intercambios con este país deberían tener carácter prioritario. Pero, como en todo, la cuestión de que estas enormes perspectivas positivas se concreten dependerá en gran parte de la voluntad política del Estado mexicano.
El nuevo gobierno de México actualmente está más preocupado por asuntos internos que por los externos, y con justa razón, por lo que difícilmente se hará realidad una mayor vinculación con los africanos. Es muy probable que se apliquen los principios de no intervención y respeto a los asuntos de cada país. Pero los tiempos han cambiado, y no se puede desvincular completamente el acontecer mundial del nacional, y estar del lado de los africanos es una buena carta que jugar. Si multiplicamos por 50 todo lo que Etiopía nos ha ofrecido – y le hemos ofrecido – la nación mexicana lo agradecerá. Y los africanos, mucho más.
Excelente !!
Muy ilustrativo, muy padre!!!
Muy interesante tu material Carlos.
Sin duda una gran oportunidad para desarrollar negocios internacionales.
Excelente nota. Desconocía totalmente el tema. Saludos desde Buenos Aires. Viva la Patria Grande! Y viva África!